Sacerdote ciego consagrado a la Virgen de Fátima comparte su historia y su trabajo

POR WALTER SÁNCHEZ SILVA | ACI Prensa

El P. Tiago Varanda fue ordenado sacerdote el 14 de julio de 2019 en la cripta del Santuario de Sameiro en Braga (Portugal). Es el primer presbítero del país que ha sido ordenado con esta discapacidad que no “limita” su trabajo cotidiano, sino que lo ha hecho más sensible a “escuchar y atender a la gente”.

Tiago Varanda nació con glaucoma congénito, una enfermedad que surge por el aumento de la presión en los ojos. A los 7 años perdió la vista en un ojo y a los 16 la perdió del todo.

“Este momento llegó antes de lo que esperaba y perdí la vista por completo”, afirma el sacerdote. Esta etapa fue un momento de desánimo que pudo superar con la fe en Dios y con la ayuda de familiares y amigos, explica en una nota publicada por el sitio web del Opus Dei en España.

“Entonces empecé a reflexionar sobre lo que quería hacer en la vida y enseguida me di cuenta de que Dios no me pedía ser padre de familia, sino ser sacerdote”, prosigue. “Un sacerdote es también un padre. Pero había un reto: entrar en el seminario. No tuve el valor suficiente”, agrega.

Cuando estudiaba en la Universidad de Viseu conoció el Opus Dei a través de un amigo y comenzó a participar en sus actividades de formación. “Busqué acompañamiento espiritual con un sacerdote del Opus Dei. La espiritualidad de la Obra me ayudó a corresponder a la llamada que Dios me había hecho”, relata el P. Varanda.

Con el ejemplo de San Josemaría Escrivá, fundador del Opus Dei, y creciendo en la confianza en Dios, se decidió a responder al llamado de Dios.

“Fue entonces cuando me animé a entrar en el seminario. Sabiendo que era un riesgo”, pero respondiendo a “un deseo muy fuerte de ser sacerdote, de poder ayudar a la gente a encontrar a Cristo”.

El momento de la ordenación llegó el 14 de julio de 2019. Al día siguiente celebró su primera Misa en la Capilla de las Apariciones del Santuario de la Virgen de Fátima, donde además consagró su ministerio.

“Fátima siempre fue un lugar muy especial para mí desde niño. Y en este momento importante de mi vida quise venir a consagrar también mi ministerio sacerdotal en manos de nuestra Madre, porque sé que, con Ella, me puedo unir más fácilmente a Jesús”, dijo el sacerdote en aquella oportunidad según indica el sitio web del Santuario.

El presbítero dijo que “no ver me permite, exteriormente, no distraerme tanto. Interiormente puedo hacer lo mismo, tantas veces difícil, y recogerme y hacer silencio interior”.

“También siento que voy avanzando en la sensibilidad de otros sentidos, principalmente la audición, que es el sentido de la escucha, y que puede ser un don para poder ser un sacerdote que escucha mejor a la personas en sus dramas, en sus alegría y en su fe”, agregó el presbítero entonces.

Un año antes de su primera Misa como sacerdote, el P. Tiago estuvo en la Capilla de las Apariciones cuando fue ordenado diácono. En esa oportunidad proclamó el Evangelio ayudado de los textos en braille, el sistema de lectura para ciegos.

Actualmente el sacerdote colabora en la parroquia de Santa María la Mayor y Sede Primada de Braga. Es capellán de una residencia de ancianos donde celebra Misa a diario.

Es también asistente espiritual en el Departamento Arquidiocesano de Formación de Adultos, en el de Pastoral de Minusválidos y también asistente espiritual de los Scouts de Braga. Además, el Arzobispo de Braga lo nombró colaborador en la pastoral de las confesiones y de la hospitalidad en la ciudad.

Para movilizarse y realizar sus trabajos cotidianos lo acompaña su fiel compañero Ibiza, un perro labrador adiestrado para este tipo de labores.

“Sé que seguirá habiendo retos y dificultades, pero con la gracia de Dios los superaré, sabiendo que Dios está presente en su vida”, afirma, y asegura que “el hecho de no poder ver me ayuda mucho a escuchar y atender a la gente. Me hace mucho más sensible a estas dimensiones”.

El P. Varanda cuenta que suele leer en braille un pasaje de Camino, el libro más popular de San Josemaría Escrivá, donde anima a iluminar “con la luminaria de tu fe y de tu amor. Borra, con tu vida de apóstol, la señal viscosa y sucia que dejaron los sembradores impuros del odio. Y enciende todos los caminos de la tierra con el fuego de Cristo que llevas en el corazón”.


Fuente:www.aciprensa.com

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