Arzobispo pide a la Virgen de la Caridad del Cobre por la libertad de Cuba

POR DIEGO LÓPEZ MARINA | ACI Prensa

Mons. Thomas Wenski - Imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre / Crédito: Arquidiócesis de Miami - Ermita de la Caridad

El Arzobispo de Miami (Estados Unidos), Mons. Thomas Wenski, celebró una Misa en la que pidió ante la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba, que interceda por el pueblo de la isla que reclama por su libertad y el fin de la dictadura de 62 años.

“¿Qué mejor sitio para orar por Cuba que a los pies de la Virgen de la Caridad del Cobre? Que en este santuario que reconstruyeron sus hijos para venerarla y para, con su amorosa intercesión, mantener vivo en sus corazones el anhelo de regresar a una patria libre”, dijo Mons. Wenski al inicio de la homilía del martes 13 de julio en el Santuario Nacional de la Ermita de la Caridad, en Miami.

La Misa se celebró en conmemoración de los 37 cubanos, entre ellos 10 niños, que fallecieron hace 27 años en el remolcador “13 de marzo”, una embarcación estatal con la que querían escapar de Cuba, pero que fue hundida por el régimen de Fidel Castro.

“Venimos a pedirle una vez más, a la patrona de Cuba, que interceda ante su hijo Jesucristo, por todo un pueblo que ha decidido reclamar sus derechos y que ha puesto la proa de su destino, rumbo a la libertad”, dijo el Arzobispo de Miami.

En medio de una de las más profundas crisis económicas y de salud de la historia de Cuba, miles de manifestantes han tomado las calles en casi todo el país desde el 11 de julio, reclamando “libertad”, “patria y vida” y el fin de la dictadura comunista iniciada por Fidel Castro hace más de seis décadas.

El Gobierno, ahora en manos de Miguel Díaz-Canel, ha respondido a las manifestaciones con una brutal represión y con un número desconocido de arrestos.

El Arzobispo de Miami dijo el 13 de julio que el “noble y emprendedor” pueblo cubano “se ha cansado de vivir en cadenas”, y que por el contrario, busca “vivir sin miedo y sin vigilancias, en una nación donde no se persiga el pensamiento ni se ahogue los sueños”.

“Es ese mismo pueblo el que sigue siendo hostigado, reprimido y encarcelado como nunca por exigir la justicia con valentía, por negarse a repetir consignas de muerte y por gritar al mundo con todas sus fuerzas: ¡Libertad, patria y vida!”, expresó.

Mons. Wenski dijo a la feligresía reunida que “queremos pedirle al Señor de la historia que ayude al pueblo de Cuba en medio de tan grave coyuntura”, “frente a semejante situación de opresión e injusticia agravada por un desastre económico y sanitario sin precedentes, que sus gobernantes se muestran incapaces de solventar”.

“Que no permita que la obstinación y arrogancia de unos pocos que detentan el poder, provoque mayores dolores y sufrimientos a una nación que ya ha sufrido demasiado, que merece el derecho de elegir su destino y poder construir, como soñó el apóstol de su independencia, José Martí, una patria con todo y para el bien de todos”, añadió.

El Arzobispo recordó las palabras del Papa San Juan Pablo II durante su visita a Cuba en 1998, que decían: “Los cubanos son y deben ser los protagonistas de su propia historia personal y nacional”.

“Con esta premisa y con la ayuda de Dios, que llegue cuanto antes, para Cuba, la hora de la libertad, del derecho y la verdadera reconciliación que brota de la verdad y de la justicia”, comentó Mons. Wenski.

Al referirse al hundimiento del remolcador “13 de marzo” por parte de las fuerzas represivas del régimen cubano, Mons. Wenski calificó este hecho histórico como “un crimen abominable que nos recuerda el largo camino de sufrimiento de un pueblo, que en medio de las peores circunstancias nunca ha perdido la fe y la esperanza”.

“Rezamos para que las víctimas del remolcador estén gozando, junto al Padre Bueno, de la libertad definitiva, y también lo hacemos por los que siguen muriendo en las aguas del estrecho de La Florida y otros tantos lugares, buscando libertad y un futuro digno para ellos y los suyos”, agregó.

Además, exhortó a los fieles a pedir “a los pies de Nuestra Madre”, “para que los cubanos puedan transitar el angosto sendero: entre el temor que convive con la injusticia y una violencia desenfrenada que pudiera producir mayores cuotas de sufrimiento y odio”.

“De manera particular, oremos para que las autoridades cubanas recapaciten en su lamentable obstinación por el poder y desistan de sus peligrosas llamadas a la violencia contra su propio pueblo”, pidió Mons. Wenski.

“Ojalá que las autoridades de Cuba no endurezcan sus corazones ni cierren sus oídos a la voz de Dios que les habla a través del clamor, libertad y justicia del pueblo cubano en esta hora histórica”, añadió.

Al final de su homilía, Mons. Wenski pidió a “Jesús, verdadero liberador del género humano”, que “haga brillar para Cuba una nueva aurora de esperanza, en que los valores del reino de Dios se arraiguen en el corazón, en las mentes de todos los cubanos”.

“Y que la Virgen de la Caridad nos una bajo su manto de amor para que verdaderamente lleguemos a ser todos hermanos”, concluyó.


Fuente:www.aciprensa.com

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