POR MIGUEL PÉREZ PICHEL | ACI Prensa
El Papa Francisco a su llegada a la Audiencia General. Foto: Pablo Esparza / ACI Prensa
El pasado domingo 26 de septiembre, un grupo de terroristas de Estado Islámico asaltó las aldeas de Madami y Abun y asesinaron a 34 personas, además de causar heridas a otras siete, antes de ser neutralizados por soldados del ejército nigeriano.
El Papa Francisco, al finalizar la Audiencia General de este miércoles 29 de septiembre, expresó su dolor por el ataque y pidió rezar por las víctimas y para que el país logre ofrecer seguridad a sus ciudadanos.
“Recibí con dolor de la noticia de los ataques armados que tuvieron lugar el pasado domingo contra los pueblos de Madamai y Abun, en el norte de Nigeria. Rezo por aquellos que han fallecido, por los que resultaron heridos y por toda la población nigeriana. Deseo que en el país esté siempre garantizada la seguridad de todos los ciudadanos”, fueron las palabras del Santo Padre.
El ataque contra estas dos aldeas por parte de terroristas de ISIS, armados con fusiles AK 47 y lanzagranadas, se produjo en el contexto de los enfrentamientos entre diferentes grupos yihadistas armados del norte de Nigeria por el control de la región.
Los enfrentamientos se han agravado tras el estallido de la guerra entre los dos principales grupos yihadistas: Boko Haram y su escisión Iswap, que forma parte de la red internacional de Estado Islámico (ISIS).
El enfrentamiento entre ambas facciones comenzó después de que Boko Haram retirara su lealtad a Estado Islámico y se agravó tras la muerte del líder del grupo, Abubakar Shekau, en combate contra Estado Islámico. Las operaciones del gobierno, junto con la fuerte competencia que supone el auge de Iswap, han llevado al ejército nigeriano a dar por desarticulada la organización. Sin embargo, Boko Haram ha mostrado una gran capacidad para mantener sus actividades terroristas y sigue suponiendo una gran amenaza para la población local.
El norte de Nigeria se encuentra, desde hace años, fuera del control del gobierno. La caída del régimen de Muamar el Gadafi en Libia en 2011 abrió las rutas de tráfico de armas a Nigeria, Mali y países del Sahel, lo que facilitó el auge de grupos como Boko Haram.
Boko Haram ha sido el principal grupo terrorista de Nigeria y de los países limítrofes. Su auge coincidió con el auge de Estado Islámico en Siria e Irak y con Al Qaeda en el Magreb Islámico. Durante el tiempo en que Boko Haram perteneció a la estructura de Estado Islámico se produjeron los principales actos terroristas del grupo, como el secuestro de las niñas cristianas de una escuela de Chibok en el año 2014, la matanza de Baga en 2015, donde murieron más de 2000 personas, o la matanza de Borno en 2020.
Los secuestros de Boko Haram se han dirigido, en gran medida, contra la población cristiana, sobre todo contra estudiantes y miembros del clero.
Sin embargo, los grupos yihadistas no son los únicos que operan en la región. Numerosos grupos criminales, sin motivaciones religiosas o políticas, operan en la zona imposibilitando a las fuerzas del orden garantizar la seguridad o combatir a los yihadistas.
La inseguridad en el país se debe, en gran medida, en el enfrentamiento entre pastores y agricultores por el control de los campos. Este conflicto se debe, en gran medida, al proceso de desertización que sufre el país en el contexto del cambio climático.
Los pastores, en su mayoría musulmanes pertenecientes a la etnia fulani, reclaman su derecho de poder usar los pastizales donde los agricultores, en su mayoría cristianos, desempeñan su medio de subsistencia.
Esta disputa, que nada tiene que ver con la religión, ha sido aprovechada por las redes internacionales del terrorismo islamista para tratar de implementarse en Nigeria y convertir el país en una provincia del califato islámico declarado por ISIS.
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Fuente:www.aciprensa.com
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