POR MERCEDES DE LA TORRE | ACI Prensa
Imagen referencial. El Papa Francisco en el Vaticano. Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa
El Papa Francisco invitó a la Orden Franciscana Secular (OFS) a “dar testimonio de Jesús con una vida sencilla, sin pretensiones, contentándose siempre con seguir a Cristo pobre y crucificado, como hicieron San Francisco y tantos hombres y mujeres de su Orden”.
Así lo dijo el Santo Padre este 15 de noviembre al recibir en el Vaticano a los participantes del Capítulo General de la Orden Franciscana Secular.
“Ustedes son hombres y mujeres comprometidos a vivir en el mundo según el carisma franciscano. Un carisma que consiste esencialmente en observar el santo Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. La vocación del franciscano secular es vivir el Evangelio en el mundo al estilo del ‘Poverello’; tomar el Evangelio como ‘forma y regla’ de vida”, recordó el Papa.
En esta línea, el Santo Padre los animó a “abrazar el Evangelio como abrazando a Jesús” para que sea “el Evangelio, es decir, Jesús mismo, quien moldee su vida” y los alentó a “salir hacia las periferias, las periferias existenciales de hoy, y allí hacer resonar la palabra del Evangelio. No olviden a los pobres, que son la carne de Cristo: ellos están llamados a anunciar la Buena Noticia”.
“Que su secularidad esté llena de cercanía, compasión y ternura. Y que sean hombres y mujeres de esperanza, comprometidos a vivirla y también a ‘organizarla’, traduciéndola en las situaciones concretas de cada día, en las relaciones humanas, en el compromiso social y político; alimentando la esperanza en el mañana aliviando el dolor de hoy”, exhortó el Papa.
De este modo, el Santo Padre sugirió vivir la fraternidad sintiéndose “parte de la gran familia franciscana” y recordó el deseo de San Francisco “de que toda la familia permanezca unida, respetando la diversidad y la autonomía de los distintos componentes y también de cada miembro”.
Por último, el Papa pidió no confundir el “hacer penitencia” con las “obras de penitencia” ya que “el ayuno, la limosna y la mortificación son consecuencias de la decisión de abrir el corazón a Dios”.
“¡Abran su corazón a Dios! Abran su corazón a Cristo, viviendo en medio de la gente común, al estilo de San Francisco. Como Francisco fue un ‘espejo de Cristo’, que ustedes también sean ‘espejos de Cristo’”, concluyó el Papa.
Fuente:www.aciprensa.com
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