POR MERCEDES DE LA TORRE | ACI Prensa
Papa Francisco con jóvenes franceses de la Acción Católica. Foto: Vatican Media
El Papa Francisco reflexionó en el pasaje bíblico del encuentro de Jesús con los discípulos que caminaban hacia Emaús para sugerir tres enseñanzas a un grupo de jóvenes franceses que peregrinaron a Roma.
Se trató de la audiencia que el Papa concedió este 13 de enero a una delegación de la Acción Católica procedente de Francia.
El Papa agradeció por el servicio generoso a la Iglesia que realizan los grupos de la Acción Católica y alentó a que “todos encuentren o redescubran la alegría de conocer la amistad de Cristo y anunciar el Evangelio”.
En su discurso, el Santo Padre recordó la narración de San Lucas que describe cuando los discípulos caminan con Jesús en el camino hacia Emaús (Lc 24,18-35) y destacó que ellos recordaron los acontecimientos que habían vivido; luego reconocieron la presencia de Dios en esos acontecimientos y finalmente, actuaron y regresaron a Jerusalén para anunciar la resurrección de Cristo.
En esta línea, el Papa señaló que el ver es la primera etapa importante porque es necesario “detenerse a observar los acontecimientos que conforman nuestra vida, lo que constituye nuestra historia, nuestras raíces familiares, culturales y cristianas” para percibir “cómo Dios estaba presente en cada instante”.
“La sutileza y la delicadeza de la acción del Señor en nuestra vida nos impide a veces comprenderla en el momento, y hace falta esta distancia para captar su coherencia”, advirtió.
Luego, el Santo Padre sugirió juzgar o discernir para “permitimos cuestionar” junto a la referencia a la Sagrada Escritura para “aceptar que la propia vida está sometida al escrutinio de la Palabra de Dios” por lo que pidió “por favor, dejen siempre un lugar importante a la Palabra de Dios en la vida de sus grupos y den igualmente especio a la oración, a la interioridad, a la adoración”.
En este sentido, el Papa sugirió utilizar la parábola del Buen Samaritano para “cuestionar nuestra relación con el mundo, con los demás, especialmente con los más pobres”.
Finalmente, el Santo Padre subrayó que la tercera etapa es la acción y recordó que “el Evangelio nos enseña que la acción debe tener siempre la iniciativa de Dios”.
Por ello, el Papa invitó a acercarse a los jóvenes allí donde están para ayudarles a que crezcan en el amor a Cristo y el prójimo y a guiarlos a un mayor compromiso concreto para “que sean protagonistas de su vida y de la vida de la Iglesia, para que el mundo pueda cambiar”.
Fuente:www.aciprensa.com
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