POR DIEGO LÓPEZ MARINA | ACI Prensa
Imagen referencial | Crédito: Foto de JESHOOTS.COM en Unsplash
Hoy 12 de mayo, Día Internacional de la Enfermería 2022, recordamos a aquellas mujeres santas que, en su mayoría, son reconocidas por haber aportado a esta profesión o dedicarse al cuidado de los enfermos más pobres.
1. Santa Águeda de Catania
Santa Águeda de Catania es la patrona de las enfermeras. Ella fue una joven que consagró a Dios su pureza y murió mártir en el siglo III durante una persecución contra los cristianos ordenada por el emperador Decio.
Según la tradición, el gobernador Quinciano ordenó que a Águeda le cortaran los pechos y la azotaran, pero en la noche de ese día el apóstol San Pedro se la apareció, la sanó de sus heridas y la animó a aceptar su cruz. Al verla sana al día siguiente, sus captores la asesinaron lanzándola sobre brasas ardientes.
Los católicos piden la intercesión de Santa Águeda por las mujeres con partos complejos o con problemas de lactancia, y en general, por quienes siente dolor en el pecho. También es considerada protectora de las mujeres y patrona de las enfermeras.
2. Santa Teresa de Calcuta
La Madre Teresa nacida en 1910 en Skopje, perteneciente en ese entonces a Albania, es recordada por haber fundado las Misioneras de la Caridad, Congregación que hasta el día de hoy atiende a miles de enfermos en extrema pobreza alrededor del mundo.
La religiosa dedicó su vida a recorrer los barrios pobres de la India, donde visitó familias, lavó las heridas de los niños y ayudó a los olvidados, entre ellos los leprosos y los llamados “intocables”, la casta hindú más baja.
Recibió el premio Nobel de la Paz y murió a los 87 años en 1997 en Calcuta, India. Fue canonizada el 2016 por el Papa Francisco.
En 2019 el Papa Francisco recordó que Santa Teresa de Calcuta es “un modelo de caridad que hizo visible el amor de Dios por los pobres y los enfermos”
3. Santa Isabel de Hungría
Esta santa del siglo XIII, hija del rey húngaro Andrés II el Hierosolimitano, fue una joven madre que aprovechó su posición para ayudar a los enfermos en situación de pobreza.
Isabel, que vivió por más de 15 años en el Castillo de Wartburg, mandó a construir un hospital con 28 camas al pie de la colina donde se erigió este edificio. Ella visitaba todos los días a los enfermos para atenderlos personalmente. Para costear su obra de caridad, inclusive tuvo que vender sus joyas y vestidos.
La noble mujer se casó con el príncipe Luis II, Landgrave de Turingia, pero cuando este murió, decidió tomar el hábito de la tercera orden de San Francisco de Asís. Isabel murió en 1231, a los 24 años, luego de vivir por varios años austeramente y trabajando como costurera.
4. Santa Catalina de Siena
Catalina, nacida en Siena (Italia) en 1934, fue una mística terciaria dominica, declarada Doctora de la Iglesia y copatrona de Europa.
Desde que se consagró como religiosa asumió un compromiso con los pobres y enfermos.
El libro “La Leyenda mayor” del Beato Raimundo de Capuae narra que Catalina ayudó en el hospital a una mujer leprosa llamada Cecca. No solo le dio limosnas, sino que le ofreció sus cuidados. Cada mañana y cada tarde, visitaba a la enferma personalmente, cocinaba y le servía los alimentos.
5. Santa Luisa de Marillac
Esta santa nacida en Francia en 1591, fue cofundadora de las Hijas de la Caridad junto a San Vicente de Paúl.
Al inicio de su ministerio, Luisa se hizo cargo de un hospital de la ciudad de Angers que se encontraba abandonado, y en París cuidó a los afectados por una epidemia.
Luisa siempre insistió en lavar a los enfermos pobres, algo poco usual en aquella época.
Antes de partir dejó este mensaje a sus hermanas espirituales: “Os ruego que no se deje nunca de lavar los pies de los enfermos que entran, que se les lave la ropa y se los trate con gran dulzura y caridad: vuestra obligación es que tengan los remedios y el alimento a tiempo”.
Con la guía de Luisa de Marillac las Hermanas de la Caridad extendieron su servicio a otros hospitales, orfanatos, casas de reposo, instituciones para enfermos mentales, etc.
Santa Luisa de Marillac murió el 15 de marzo de 1660. Fue canonizada en 1934 por el Papa Pio XI. En 1960 el Papa San Juan XXIII la nombró patrona de los asistentes sociales.
Fuente:www.aciprensa.com
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