Un multitudinario encuentro con jóvenes se celebró en la tarde de este sábado 29 de abril en el llamado “Lászlo Budapest Sportaréna”, el estadio desde donde el Papa Francisco dirigió un mensaje esperanzador a la juventud.
Horas antes de que comenzara el evento, miles de jóvenes ocupaban sus asientos entre las gradas del “Sportaréna”.
Es el caso de Inés, de Burgos (España) del Camino Neocatecumental, que destacó en conversación con ACI Prensa la importancia de que los jóvenes participen en este tipo de eventos. “Es algo muy especial”, afirmó.
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Tras varias actuaciones y la emisión de diferentes vídeos que mostraron los momentos más destacados de su pontificado, el Papa Francisco llegó al estadio en papamóvil ovacionado por los presentes.
También saludó a un grupo de discapacitados y, más tarde, recibió varios regalos típicos del país, como el llamado cubo de rubik, inventado en Budapest por el arquitecto Emo Rubik.
El Santo Padre enseñó a la multitud el rompecabezas con una sonrisa y, posteriormente, presenció un baile tradicional y escuchó atentamente los testimonios de 4 jóvenes.
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“Cristo es Dios en carne y hueso”
A continuación, el Pontífice dirigió a los presentes el que fue su cuarto discurso de este viaje apostólico, donde aseguró que “Jesús es el mejor entrenador para ganar en la vida”.
Al comienzo de su mensaje, el Papa Francisco destacó la importancia de que los jóvenes del mundo puedan contar con una ayuda que les permita “desafiar sin miedo la aventura de la vida en busca de grandes respuestas”.
Resaltó que “Cristo es Dios en carne y hueso, el Dios vivo que se hace cercano; es el Amigo, el mejor de los amigos; es el Hermano, el mejor de los hermanos, y es muy bueno haciendo preguntas”.
Más tarde, subrayó ante los jóvenes presentes, procedentes sobre todo de Hungría, que “Dios perdona siempre, ¡está dispuesto a levantarnos en cada caída! Con Él, por tanto, nunca debemos tener miedo de caminar y avanzar en la vida”.
A su vez, recordó que Jesús “no nos quiere vagos y perezosos, no nos quiere callados y tímidos; nos quiere vivos, activos, protagonistas. Y nunca desprecia nuestras expectativas, sino que, al contrario, sube la barra de nuestros deseos”.
¿Cómo se gana en la vida?
El Santo Padre dio dos claves para ganar en la vida: Apuntar y entrenar.
“¿Tienes un talento? Seguramente lo tienes. No lo dejes de lado pensando que todo lo que necesitas para ser feliz es lo mínimo: un título, un trabajo para ganar dinero, un poco de diversión. No, pon en juego lo que tienes”, retó el Papa a los jóvenes.
“¿Tienes una cualidad particular? Invierte en ella, ¡sin miedo! ¿Sientes en tu corazón que tienes una capacidad que puede hacer mucho bien? ¿Sientes que es hermoso amar al Señor, crear una familia numerosa, ayudar a los necesitados? No pienses que sean deseos inalcanzables, ¡invierte en las grandes metas de la vida!”.
“Y luego entrenarse. ¿Cómo? En diálogo con Jesús, que es el mejor entrenador posible. Él te escucha, te motiva, cree en ti, sabe sacar lo mejor de ti”, prosiguió.
Asimismo, les invitó a participar en la próxima Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) que se celebra el próximo mes de agosto en Lisboa y advirtió que “hoy en día existe la gran tentación de conformarse con un celular y algunos amigos. Pero, aunque eso es lo que hacen muchos, aunque eso es lo que te gustaría hacer, no hace bien”.
“No puedes cerrarte con un grupo de amigos y dialogar solo con el celular. Permítanme pero esto es estúpido”, añadió.
La importancia del silencio
“No tengan miedo de ir contracorriente, de encontrar cada día un tiempo de silencio para hacer un alto y rezar”, remarcó el Papa.
“Hoy todo les dice que tienen que ser rápidos, eficientes, prácticamente perfectos, ¡como si fueran máquinas! Pero luego nos damos cuenta de que a menudo nos quedamos sin gasolina y no sabemos qué hacer. Es muy bueno poder detenerse para volver a llenar el tanque, para recargar baterías. Pero cuidado: no para sumergirse en las propias melancolías ni para estar rumiando nuestras tristezas; ni tampoco para pensar en la persona que me hizo esto o aquello, haciendo teorías sobre cómo se comportan los demás. Esto no hace bien”, añadió.
Por favor ¡no virtualizar la vida!
Para el Santo Padre, “el silencio es el terreno en el cual se pueden cultivar relaciones provechosas, porque nos permite confiarle a Jesús lo que vivimos, llevarle rostros y nombres, depositar en Él nuestras angustias, pensar en nuestros amigos y hacer una oración por ellos”.
Sin embargo, advirtió que “el silencio no es para quedarse pegado al celular y a las redes sociales. No, por favor. La vida es real, no virtual; no sucede en una pantalla, ¡sino en el mundo! El silencio, pues, es la puerta de la oración, y la oración es la puerta del amor”.
"Pero el silencio no es para quedarse pegado al celular y a las redes sociales. No, por favor. La vida es real, no virtual; no sucede en una pantalla, ¡sino en el mundo! Por favor ¡no virtualizar la vida! Lo repito: ¡no virtualizar la vida que es concreta! ¿Han entendido?", agregó.
La valentía de ser auténticos
El Santo Padre destacó la belleza que existe en “la valentía de ser auténticos, que no significa mostrar que nunca se tiene miedo, sino abrirse y compartir las fragilidades con el Señor y con los demás, sin esconderse, sin disimular, sin usar máscaras”.
“El Señor, como nos dice el Evangelio en cada página, no hace grandes cosas con personas extraordinarias, sino con personas auténticas”.
En cambio, explicó que “quienes confían en sus propias capacidades y viven de las apariencias para quedar bien, alejan a Dios de su corazón. Jesús con sus preguntas, con su amor, con su Espíritu, escarba en nosotros para hacernos personas auténticas. Y hoy existe una gran necesidad de personas auténticas”.
A continuación, el Santo Padre hizo las siguientes preguntas: “¿qué hago yo por los demás, por la Iglesia, por la sociedad? ¿Vivo pensando en mi propio bien o me arriesgo por alguien, sin calcular mis propios intereses? Preguntémonos por nuestra gratuidad, por nuestra capacidad de amar según Jesús, es decir, de servir”.
Al finalizar su mensaje, el Papa Francisco puntualizó que la fe conduce “a la libertad de dar, al entusiasmo de entregarse, a superar los miedos, a arriesgar”.
“Cada uno de ustedes es valioso para Jesús, ¡y también para mí! Recuerden que nadie puede ocupar su lugar en la historia de la Iglesia y del mundo; nadie puede hacer lo que sólo ustedes pueden hacer. Así que ayudémonos mutuamente a creer que somos amados y valiosos, que estamos hechos para cosas grandes”, concluyó.
Este fue el último evento público en el que participó el Papa Francisco este sábado 29 de abril. Posteriormente, mantuvo un encuentro privado con miembros de la Compañía de Jesús en Hungría.
Almudena Martínez-Bordiú es una periodista española corresponsal de ACI Prensa en Roma y el Vaticano, con tres años de experiencia en información religiosa. Tiene un doble grado de Periodismo y Publicidad por la Universidad San Pablo CEU de Madrid. Apasionada del periodismo de investigación y de contar historias de forma cercana.
Credito:www.aciprensa.com
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