Seminaristas de Nigeria. | Crédito: Facebook Good Shepherd Major Seminary Kaduna.
Por Agnes Aineah
El 2023 fue un año difícil para el hermano Peter Olarewaju, postulante en el monasterio benedictino de la Diócesis de Ilorin (Nigeria), quien fue secuestrado junto con otras dos personas del monasterio. Durante su cautiverio padeció diferentes tipos de torturas y fue testigo del asesinato de su compañero, el hermano Godwin Eze.
Después de su liberación, Olarewaju dijo que su secuestro fue una bendición porque había fortalecido su fe. Incluso afirmó que ahora está dispuesto a morir por ella.
“Estoy preparado para morir como mártir en este peligroso país. Estoy listo en cualquier momento para morir por Jesús. Lo siento con mucha fuerza”, aseguró el 26 de noviembre de 2023 en una entrevista con ACI África —agencia del Grupo ACI—, días después de que fue liberado por sus presuntos secuestradores de la etnia fulani.
El testimonio del monje no es un caso aislado en Nigeria, donde los secuestros en seminarios, monasterios y otros lugares de formación religiosa han ido en aumento. Mientras algunos secuestrados han sido asesinados, los que han sobrevivido a esta terrible experiencia han compartido que han retornado más fuertes y listos para morir por su fe.
El seminarista Melchior Maharini, un tanzano que fue secuestrado junto a un sacerdote de la comunidad de Misioneros de África en la Diócesis de Minna, en agosto de 2023, señaló que el sufrimiento que soportó durante las tres semanas de cautiverio fortaleció su fe. “Sentí que mi fe se hacía más fuerte. Acepté mi situación y entregué todo a Dios”, declaró a ACI África el 1 de septiembre de 2023.
Muchos otros seminaristas en Nigeria han sido raptados por militantes de Boko Haram, pastores fulani y otros grupos criminales que operan en la nación más poblada de África.
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En agosto de 2023, el seminarista David Igba relató a ACI África que se enfrentó a la muerte cuando el coche en el que iba al mercado de Makurdi fue baleado por pastores fulani.
En septiembre de 2023, en la Diócesis de Kafanchan, el seminarista Na’aman Danlami fue quemado vivo en un intento de secuestro fallido. Unos días antes, el seminarista Ezekiel Nuhu, de la Arquidiócesis de Abuja, fue raptado en Kaduna, a donde había ido a pasar sus vacaciones.
Dos años antes, en octubre de 2021, el Seminario Mayor Cristo Rey de la Diócesis de Kafanchan fue atacado y tres seminaristas fueron secuestrados.
En un ataque que atrajo la condena mundial en 2020, el seminarista Michael Nnadi fue brutalmente asesinado después de ser secuestrado junto con otras tres personas del Seminario Mayor Good Shepherd, en la Diócesis de Kaduna. Los responsables del crimen confesaron que mataron a Nnadi porque no dejaba de predicarles, llamándolos sin miedo a la conversión.
Después del asesinato de Nnadi, sus compañeros que fueron liberados se dirigieron al Seminario Mayor San Agustín en Jos, en el estado nigeriano de Plateau, donde continuaron valientemente con su formación.
La espiritualidad del martirio
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Mientras la persecución cristiana hace estragos en Nigeria, los formadores de los seminarios han compartido con ACI África que hay una espiritualidad emergente en centros nigerianos que puede ser difícil de comprender para muchos: la espiritualidad del martirio.
Los formadores indican que a los seminaristas en Nigeria se les hace comprender continuamente que su vocación implica ahora estar dispuestos a defender la fe hasta la muerte. Más que nunca antes, se recuerda que deben estar preparados para afrontar la persecución, incluida la posibilidad de ser secuestrados y asesinados.
El P. Peter Hassan, rector del Seminario Mayor San Agustín, dijo que los seminarios, al igual que la sociedad nigeriana en general, han llegado a aceptar “la inminencia de la muerte” por ser cristianos.
“Los cristianos nigerianos han sido víctimas de una violencia de proporciones apocalípticas durante casi medio siglo. Puedo decir que hemos aprendido a aceptar la realidad de la muerte inminente”, afirmó en una entrevista del 12 de enero con ACI África.
El sacerdote añadió: “Sin embargo, es bastante inspirador y reconfortante ver a tantos jóvenes que todavía están dispuestos a abrazar una vida que, sin duda, los convertirá en especies en peligro crítico de extinción. Sin embargo, estos mismos jóvenes están dispuestos a predicar el evangelio de la paz y abrazar la cultura del diálogo para la coexistencia pacífica”.
El P. Hassan también indicó que la presencia de los tres exalumnos del Seminario Mayor Buen Pastor ha sido “una bendición” para la comunidad del Seminario Mayor San Agustín.
“Su presencia en nuestro seminario fue una bendición para nuestros seminaristas, una llamada de atención a la triste realidad de que ni siquiera los más jóvenes se salvan de esos asesinos sin sentido”, expresó.
De vuelta en El Buen Pastor, los seminaristas se han mantenido resilientes, inscribiéndose en grandes cantidades, incluso después del secuestro de 2020 y el asesinato de Nnadi.
En una entrevista con ACI África, el P. Samuel Kanta Sakaba, rector del Seminario Mayor del Buen Pastor, dijo que los formadores de la institución católica, que actualmente tiene una matrícula de 265 seminaristas, dejan claro que ser sacerdote en Nigeria representa para los seminaristas el peligro de ser secuestrados o asesinados.
“Como formadores tenemos el deber de llevar a nuestros seminaristas a través de experiencias prácticas, tanto académicas como espirituales y físicas. Compartimos esta realidad de persecución con ellos, pero para que la comprendan, conectamos la realidad de la persecución cristiana en Nigeria con las experiencias de Jesús. De esta manera, sentimos que sería más fácil para ellos no sólo tener la fuerza para enfrentar lo que están enfrentando, sino también ver el significado de su sufrimiento”, señaló.
El P. Sakaba añadió: “El sufrimiento sólo tiene sentido si está relacionado con el dolor de Jesús”. “El profeta Isaías —señaló— nos recuerda que ‘por sus llagas somos curados’. Jesús también nos enseña que a menos que el grano de trigo caiga al suelo y muera, quedará como un solo grano, pero que sólo cuando cae y muere da una rica cosecha. Enseñanzas como éstas son las que profundizan nuestra resiliencia frente a la persecución”.
El sacerdote también habló de la alegría de aquellos que esperan “volver a Dios de manera santa”. “Pase lo que pase, todos volveremos a Dios. ¡Qué gozoso es volver a Dios de manera santa, en forma de sacrificio!”, afirmó.
El rector del Seminario Mayor del Buen Pastor explicó que “esta santidad es aceptar esta cruz, este dolor. Jesús aceptó el dolor del Calvario, y eso lo llevó a su resurrección. La persecución purifica al individuo para que se convierta en el producto terminado para Dios. Creo que estos ataques son el proyecto de Dios y ningún ser humano puede detener la obra de Dios”.
Sin embargo, el rector aclaró que quienes se matriculan en el seminario no salen buscando el peligro.
“La gente aquí no sale exponiéndose a situaciones de riesgo”, indicó. “Pero cuando suceden situaciones como estas, las enseñanzas de Jesús y su persecución nos dan valor para enfrentar cualquier cosa que se nos presente”, afirmó.
El P. Sakaba también explicó que aunque la formación sacerdotal en Nigeria está abrazando la “espiritualidad del martirio”, la persecución en el país de África occidental presenta “una realidad difícil”.
“Es difícil acostumbrarse al dolor. Es difícil acostumbrarse a los temas de la muerte… familiarizarse con la muerte”, compartió. “Nadie elige correr peligro sólo porque otras personas están sufriendo; no es parte de nuestra naturaleza. Pero en una situación en la que parece que no tienes otra alternativa, la gracia de Dios interviene para fortalecerte para enfrentar esa situación particular”, aseguró.
El rector también señaló que desde el ataque de 2020, el Seminario Mayor Buen Pastor ha tenido un aire de incertidumbre. Indicó que algunos de los secuestradores que fueron arrestados han sido liberados, lo que ha creado en el centro un “miedo a lo desconocido”.
“No ha sido fácil para nosotros desde la liberación”, expresó a ACI África. “La comunidad se vio sumida en la confusión por lo desconocido. No sabemos qué pasará a continuación. No sabemos cuándo volverán a venir ni qué nos harán. No sabemos a quién se llevarán a continuación”, manifestó.
Sin embargo, frente a eso, el sacerdote ha asegurado que la resiliencia de la comunidad del seminario ha sido admirable. “Dios nos ha estado apoyando, animando y guiando. Su gracia nos ayudó a seguir practicando nuestra fe”, aseguró.
Traducido y adaptado por el equipo de ACI Prensa. Publicado originalmente en ACI África.
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Agnes Aineah es una periodista keniana con experiencia en reportajes digitales. Tiene una maestría en periodismo digital de la Escuela de Graduados en Medios y Comunicaciones de la Universidad Aga Khan, en Nairobi, y una licenciatura en lingüística, medios y comunicaciones de la Universidad Moi de Kenia. Actualmente se desempeña como periodista para ACI África.
Credito:www.aciprensa.com
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