¿Qué podemos meditar sobre la coronación de espinas de Jesús?


Martin van Heemskerck, “Cristo coronado de espinas”, c. 1550, Museo Frans Hals, Haarlem, Países Bajos. | Crédito: Dominio público.


La coronación de espinas no era un castigo común que los romanos aplicaban en contra de los condenados a muerte. Fue una invención de los soldados, diseñada para humillar cruelmente al Señor. En el tercer misterio doloroso del Rosario recordamos este episodio pero, ¿cómo pueden los cristianos profundizar aún más en este hecho y meditar en su significado más profundo?

John Grondelski, Doctor en Teología por la Universidad de Fordham (Estados Unidos), escribe para el National Catholic Register que, en un sentido teológico, la coronación de espinas “señala los pecados del pensamiento y de la mente”. Este episodio de la Pasión de Jesús se narra en todos los Evangelios, menos en el de San Lucas.

Precisamente, escribe el autor, es el Evangelio de San Juan el que “agrega un elemento importante” para meditar sobre el hecho.

Después de mandar a azotar al Señor, el procurador Pilato hace un último intento para salvarlo de la muerte. Medio muerto por la golpiza, señala Grondelski, lo presenta a la multitud con una frase para la historia: ¡Ecce Homo! (¡He aquí el Hombre!) (Jn 19,4).

“Pilato dice una verdad de la que él mismo tal vez no era consciente”, afirma el autor. Y añade: “Este es el hombre que Dios quiso que fuera el hombre. Este es el hombre que, como nos enseñaron constantemente el [Concilio] Vaticano II y el Papa San Juan Pablo II, 'revela plenamente al hombre a sí mismo'. Este es el hombre tal como Dios lo hizo”.

“Pero éste es también el hombre deformado, herido y degradado por el pecado. Esto es lo que el pecado le hace al hombre. (¡Y este hombre es inocente!)”, resalta Grondelski.

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¿Qué podemos meditar sobre la coronación de espinas de Jesús?

El autor señala que en la coronación de espinas refleja todos los pecados de pensamiento y mente del hombre. Además, explica que si el pecado “comienza en la mente y el corazón”, es decir, en lo interior de la persona antes de llegar al exterior, así “se puede entender que la tortura infligida a la sagrada cabeza de Jesús apunta a eso”.

“Podemos pecar mentalmente. Pecamos cuando decidimos pecar”, indica Grondelski. Y exhorta además a los cristianos a cuidar sus pensamientos, a mantener limpia su mente y a hacer todo lo posible por evitar poner más espinas en la cabeza del Señor.

Asimismo, remarca la importancia de ayudarse a meditar a través del arte. Especialmente con la pintura “Cristo coronado de espinas” (1550), del artista holandés Maarten van Heemskerck.

“Elegí esta pintura porque exhibe la absoluta perversidad de este acto. A diferencia de Jesús, que sin embargo muestra cierta calma, los tres autores de este acto demuestran un frenesí casi animal en sus apariciones y en su trabajo”, afirma.

Grondelski explica que en la obra Jesús es presentado en la tradicional pose del “Varón de Dolores”, típica de esta escena, con el cuerpo pálido que aún no recibe las marcas de la flagelación.


Aunque indica que esto sería un error, dado que en la secuencia bíblica la flagelación vino antes de la coronación de Jesús, el autor concluye preguntándose e invitando al lector a la reflexión: “¿No hemos torturado lo suficiente a Cristo?”.
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Andrés Henríquez es un escritor venezolano especializado en religión y política. Más de 5 años de experiencia en medios bilingües. Miembro de la Federación Regnum Christi.

Credito:www.aciprensa.com

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