Los peregrinos son recibidos por los campanarios a lo lejos y las impecables vidrieras cuando están dentro de la Catedral de Notre-Dame de Chartres, en Francia. | Crédito: Cortesía.
Por Solène Tadié
La Catedral de Notre-Dame de Chartres, en Francia, símbolo cristiano desde la Edad Media, celebra actualmente su primer milenio. Este santuario mariano, cuya fama casi iguala a la de Notre-Dame de París, acogerá una serie de celebraciones religiosas y artísticas hasta el 15 de agosto de 2025.
Para esta ocasión, se ha desarrollado un vasto proyecto de renovación y embellecimiento de la cripta de la catedral, en colaboración con el Ministerio de Cultura francés. Contará con un nuevo itinerario jubilar, una peregrinación especial centrada en la conversión y el bautismo.
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Para el P. Emmanuel Blondeau, rector de la catedral desde hace ocho años, este jubileo, que promete aumentar el flujo de visitantes de todo el mundo, representa un medio privilegiado para ofrecer una fuerte experiencia de fe cristiana a todos aquellos que buscan un sentido y un propósito.
La construcción de la cripta
Corría el año 1024. Chartres, cuya catedral había sido destruida por un incendio cuatro años antes, necesitaba una nueva estructura lo suficientemente grande como para albergar la reliquia del velo de la Virgen María, regalada a la ciudad por Carlos el Calvo, a finales del siglo IX.
Fulberto de Chartres, el obispo de la época, había decidido erigir un edificio de proporciones únicas para su época, para despertar el fervor de las multitudes de peregrinos. Una carta enviada por el obispo al duque Guillermo V de Aquitania sugiere que los trabajos en la cripta, que todavía forman los cimientos de la actual catedral gótica, se completaron entre el otoño de 1024 y el verano de 1025.
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El resto de la catedral fue construida entre los siglos XII y XIII. Esto marcó el comienzo de siglos de historia épica para este sitio emblemático de la Edad de Oro del cristianismo, estableciéndolo como uno de los principales destinos de peregrinación mariana occidental de la Edad Media, a través de la guerra, el mal tiempo y el fuego.
Si Notre-Dame de Chartres fue la primera catedral de Francia en ser declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1979, es principalmente porque se considera la más completa y mejor conservada de las catedrales góticas del país y ha contribuido en gran medida a la exportación de este arte arquitectónico en todo el mundo.
La destreza técnica que permitió que el monumento se elevara a 113 metros de altura, y que se adornara con casi 4.000 esculturas y 2.600 metros cuadrados de vidrieras en apenas dos siglos, llevó al famoso arquitecto del siglo XIX Eugène Viollet-le-Duc a exclamar: “¡No hay catedral después de Chartres!”.
La fachada de la Catedral de Notre-Dame de Chartres en Francia. Crédito: Cortesía.
En una carta fechada en 1835, pocos años antes de la espectacular restauración de la catedral de Notre-Dame en París, escribió que en este lugar había “sentido realmente de qué se trata la arquitectura; me parecía que todos mis sueños de la infancia se habían hecho realidad”.
La cripta de Notre-Dame de Chartres, también conocida como la Catedral Inferior, sigue siendo la más larga de Francia y una de las más largas del mundo, con una extensión de más de 219 metros. Está formada por dos galerías paralelas a lo largo de las cuales se encuentran siete capillas.
“Conozco pocos lugares en el mundo donde durante mil años hemos estado haciendo lo mismo, es decir, dar gloria a Dios y honrar a la Virgen María”, dijo el P. Blondeau al National Catholic Register. “La catedral es una Biblia hecha de piedra y cristal”, agregó, “pero depende de nosotros hacerla hablar”.
Convertir a los visitantes en peregrinos
El rector de la catedral espera llevar a cabo una “transformación pastoral” durante este jubileo, que comenzó el 8 de septiembre, fiesta de la Natividad de la Virgen María, con el objetivo de garantizar que los visitantes no sólo disfruten de una experiencia estética, sino que también se beneficien de un descubrimiento concreto del misterio de Dios. “Se trata de pasar de un lugar de acogida a un lugar de propuesta para la gente”, continuó el P. Blondeau.
Con este fin, la diócesis se ha comprometido desde hace varios años en un vasto proyecto de restauración y embellecimiento que se extiende a todo el edificio. En cuanto a la cripta, será la primera etapa de un viaje jubilar sobre el tema de la conversión interior, el paso de la sombra a la luz, de las tinieblas a la alegría del cielo, de acuerdo con la intención original del diseño de la catedral.
“Queremos devolver el sentido a las capillas, de la cripta a la catedral superior, de norte a sur, de la sombra a la luz, de abajo a arriba, para que los visitantes sean peregrinos de facto”, dijo el rector.
Escultura monumental en el interior de la catedral dedicada a la Virgen María. Crédito: Cortesía.
Después de la visita, se les invitará a pasar por la puerta del peregrino, símbolo de conversión y de viaje interior, y así “dejar atrás el pecado y elegir a Cristo”.
Con la aprobación del Papa Francisco, el Obispo de Chartres, Mons. Philippe Christory, también ha concedido una indulgencia plenaria a quienes completen el recorrido jubilar de la catedral, seguido del sacramento de la reconciliación.
Los trabajos de restauración de la cripta, llevados a cabo bajo los auspicios del gobierno francés, se enriquecieron con una nueva iluminación y la creación de nuevos muebles litúrgicos, diseñados por el artista francés Augustin Frison-Roche, así como con una vidriera que representa una paloma dorada en la Capilla del Espíritu Santo, realizada por la escultora Fleur Nabert.
“¡Nos esperan otros 1.000 años!”
“Todo ha sido pensado de tal manera que llegue no sólo a los católicos ya convencidos, sino también a las personas en busca de belleza que, al entrar en estos lugares, podrán dejarse visitar por Dios”, dijo el P. Blondeau, seguro de que la Providencia hará el resto: “Como de costumbre, la Virgen María hará entonces su obra”.
Sin duda, el rector podrá contar con el entusiasmo de las multitudes, ya que la catedral es visitada por más de 1,5 millones de visitantes y peregrinos cada año, con nada menos que 18.000 entradas durante Pentecostés de 2024. La popularidad de la ahora famosa peregrinación tradicional anual de París a Chartres, inspirada por el escritor Charles Péguy, ha llevado a los organizadores a rechazar muchas inscripciones en los últimos dos años por razones de seguridad.
Los peregrinos son recibidos por los campanarios a lo lejos y las impecables vidrieras cuando están dentro de la Catedral de Notre-Dame de Chartres, en Francia. Crédito: Cortesía.
El P. Blondeau resaltó que la catedral de Chartres tiene un atractivo especial para los jóvenes y que la parroquia cuenta actualmente con 64 catecúmenos adultos, la mayoría de ellos con edades comprendidas entre los 18 y los 35 años, algunos de los cuales ni siquiera residen en la zona.
“Fue la catedral la que los llevó a Cristo, a través de María”, dijo, recordando varias experiencias personales, como su encuentro con una joven que había sido acosada en la escuela y que le reveló que siempre se había mantenido firme gracias a sus visitas casi diarias a Notre-Dame de Chartres. Otra fue la de un hombre no católico que, en medio de una separación con su esposa, se convirtió después de acompañar a sus colegas a la catedral, lo que proporcionó a su alma una experiencia única de paz interior.
Con el fin de acoger adecuadamente a las numerosas almas en busca de Dios, el año jubilar estará lleno de celebraciones religiosas y eventos culturales. Los aspectos más destacados incluyen un festival de belleza del 22 al 24 de noviembre, la gran procesión de la Inmaculada Concepción el 8 de diciembre y la consagración de los niños a Notre-Dame de Chartres, el 1 de enero. El Rosario se rezará diariamente en la catedral, junto con momentos de adoración eucarística.
“No creo que debamos tratar de entender qué es lo que atrae a estas multitudes jóvenes aquí más que en otros lugares, sino más bien verlo como un signo de la gratuidad de Dios”, concluyó el P. Blondeau, para quien este jubileo actual es un tiempo de gracia que honra el pasado e invita a la fe en el futuro. “Todo lo que se ha invertido en realzar la belleza de la catedral es una señal providencial de que nos esperan otros 1.000 años”.
Traducido y adaptado por el equipo de ACI Prensa. Publicado originalmente en el National Catholic Register.
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Solène Tadié
Corresponsal en Europa del National Catholic Register. Es franco-suiza y trabajó en el L'Osservatore Romano en 2015. Tiene una licenciatura en filosofía de la Universidad Pontificia de Santo Tomás de Aquino.
Credito:www.aciprensa.com
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