Foto de archivo (ANSA)
Monseñor Ceballos llama a las autoridades a garantizar la paz y la seguridad ciudadana, a quienes gobiernan a trabajar más por la equidad social y a los actores violentos a una “conversión del corazón”
Alina Tufani - Ciudad del Vaticano
La declaración que el obispo de Rioacha y la comunidad eclesial de la diócesis dirige a la opinión pública despierta “preocupación y repudio” ante una serie de “fenómenos” que todos juntos describen una realidad muy lejana a la sacralidad de la vida. “Violencia, asesinatos, secuestros, atracos callejeros e inseguridad, que se han ido incrementando paulatinamente, tanto en la ciudad de Riohacha, como en Maicao”, hechos que según dice mons. Francisco Ceballos en el comunicado, además de afectar la seguridad ciudadana, lastiman la convivencia fraterna y debilitan los fundamentos que garantizan la paz social.
Luego de manifestar solidaridad y cercanía a las familias golpeadas por el fenómeno de “inseguridad y muerte, el obispo de Rioacha enumera algunas de las causas de la problemática social y moral en el territorio de la Diócesis: la injusticia, la falta de acceso a las necesidades básicas, la impunidad, el machismo, el deseo de venganza, el desempleo, el enriquecimiento ilícito fruto de la corrupción, del narcotráfico y del contrabando; la débil cohesión en la familia, el consumismo, la propagación mediática de la violencia y la inseguridad.
“Todas estas causas y males socavan el valor sagrado de la vida” clama monseñor Ceballos al exhortar a quienes gobiernan a “trabajar más por la equidad social” con una particular atención a los sectores más vulnerables de modo que todos los ciudadanos puedan acceder a la salud, educación, empleo y vivienda. Un llamado también a las fuerzas del orden a “mantener y garantizar la seguridad en la región” y a los “actores violentos y causantes de tanta descomposición” la invitación a “una conversión del corazón”.
“Como Iglesia que peregrina en La Guajira, no podemos permanecer en silencio, ni hacer caso omiso de lo que sucede en nuestro entorno, pues es nuestro deber acompañar, persuadir y exhortar al pueblo de Dios, a ejemplo de Cristo Buen Pastor”, afirma el prelado colombiano que invita a los fieles y personas de buena voluntad a no ser indiferentes, crear espacios de solidaridad y asumir decididamente el compromiso de una profunda conversión personal, comunitaria y eclesial, y a trabajar incansablemente por la justicia y por la paz social en el Departamento de la Guajira.
Fuente:www.vaticansnews.va
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