Presidente del Episcopado alemán: Sí a las diaconisas, pero no nos digan “cismáticos”

Redacción ACI Prensa

Mons. Georg Bätzing, presidente de la Conferencia Episcopal Alemana. Crédito: Diócesis de Limburgo

Mons. Georg Bätzing, Obispo de Limburgo desde 2016, lidera la Iglesia en Alemania como presidente de la Conferencia Episcopal desde marzo de 2020.

Pocas semanas antes de asumir el cargo, la Iglesia en Alemania inició el polémico Camino sinodal, una asamblea entre distintos miembros de la Iglesia, clérigos y laicos, para valorar la posibilidad de algunas reformas. Mons. Bätzing explica en entrevista con ACI Stampa, agencia en italiano del Grupo ACI, este importante proceso para la Iglesia en Alemania.

P. Monseñor, el Camino sinodal comenzó a finales de enero de 2020 para dar una respuesta a la crisis de credibilidad de la Iglesia en Alemania y siguió a la publicación, en septiembre de 2018, de un estudio sobre abusos cometidos por religiosos en las diócesis alemanas entre 1946 y 2014. ¿En qué modo y con qué instrumentos el Camino sinodal pretende restituir a la Iglesia alemana esta credibilidad?

R. La presentación del estudio “Abusos sexuales de menores por parte de sacerdotes católicos, diáconos y religiosos en la jurisdicción de la Conferencia Episcopal Alemana”, publicado el 25 de septiembre de 2018, ha generado interrogantes para los que debemos encontrar respuestas.

Estas cuestiones llevan a considerar más atentamente también los factores sistémicos que han favorecido los abusos. Por este motivo la Conferencia Episcopal Alemana, en ocasión de la sesión primaveral de su asamblea plenaria en 2019 en Lingen, decidió “emprender el Camino sinodal” junto al Comité Central de Católicos Alemanes (ZdK).

Desde un punto de vista formal, en términos de derecho canónico, el Camino sinodal no es un Sínodo, sino un formato sui generis. La interrogante central es cómo se puede hablar hoy de Dios y llegar a una fe más profunda. La fe puede crecer y profundizarse si nos liberamos de los miedos y las cerrazones mentales, si nos hacemos las preguntas y buscamos los modos en los que la Iglesia hoy puede estar presente para las personas.

A esto nos alienta el Papa Francisco en su “Carta al pueblo de Dios que está en camino en Alemania” del 29 de junio de 2019. El Santo Padre escribe en ella que “en sustancia se trata de un synodos bajo la guía del Espíritu Santo, es decir, caminar juntos y con toda la Iglesia bajo su luz, guía e irrupción para aprender a escuchar y discernir el horizonte siempre nuevo que nos quiere regalar”.

P. El Camino sinodal está dividido en cuatro foros temáticos: poder en la Iglesia, celibato, rol de las mujeres, sexualidad. ¿Qué objetivos concretos, según usted, hay en cada uno de estos cuatro foros de discusión? ¿A qué resultados pueden realistamente llegar?

R. Del Camino sinodal hacen parte los cuatro foros sinodales que se reúnen entre las asambleas y en el ámbito de los cuales se discute qué consecuencias se tienen para hablar hoy de Dios: en el tema de la distribución del poder en la Iglesia, en el tema de la sexualidad y las relaciones, en el tema del “servicio sacerdotal” y en el tema del papel de las mujeres.

Es en base a estas cuestiones que hoy las personas valoran y se sienten más o menos pertenecientes a la Iglesia. Los trabajos de los foros aún están en curso, por lo tanto no estoy en grado de predecir hoy qué sugerencias o resultados estos propondrán. En la última conferencia digital de todos los miembros del Sínodo escuchamos cuán importante es el debate teológico de los foros para la Asamblea sinodal, donde se realizan las votaciones. El Camino sinodal es un proceso espiritual puesto bajo el “signo de los tiempos”.

P. Los presidentes del foro dedicado a la sexualidad –“Vivir en relaciones funcionales, Vivir el amor en la sexualidad y en las relaciones”– Mons. Helmut Dieser y Birgit Mock, han reaccionado recientemente, con un comunicado de prensa, al responsum de la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre la bendición de parejas homosexuales. ¿Por qué este tema es tan importante en el Camino sinodal y entre los obispos alemanes? ¿Cree que se pueda llegar a una solución de compromiso? ¿Qué rol imagina para los homosexuales en la Iglesia?

R. La cuestión de la bendición de las parejas homosexuales es uno de los numerosos argumentos tratados en este foro. Las parejas homosexuales y las parejas que no pueden ni quieren casarse en la Iglesia, pero que sin embargo desean la bendición de la Iglesia, hacen parte de nuestra sociedad y de la Iglesia.

En Alemania y en otras partes de la Iglesia universal se discute desde hace un tiempo sobre cómo desarrollar ulteriormente el magisterio con argumentos válidos, sobre la base de las verdades fundamentales de la fe y la moral, de los progresos de la reflexión teológica y con un espíritu de apertura hacia los resultados más recientes de las ciencias humanas y las situaciones de vida de las personas hoy. No existen respuestas simples a las cuestiones del género.

Por este motivo el Camino sinodal se está empeñando, en particular, en el tema de las relaciones eficaces para debatir en un contexto de amplio margen, que considere también la necesidad, la posibilidad y los límites de desarrollar el magisterio de la Iglesia. Las perspectivas que la Congregación para la Doctrina de la Fe ha presentado encontrarán espacio en estos debates.

P. Las asociaciones de las mujeres católicas alemanas reclaman más espacio en la Iglesia. ¿Qué vías puede abrir, en este sentido, el Camino sinodal? ¿Cree que los tiempos son maduros para tener diaconisas o sacerdotisas?

R. El Camino sinodal pregunta qué roles pueden o deben tener las mujeres en la Iglesia. Se trata de promover carismas y vocaciones. La cuestión de la igualdad de género está vinculada a la de las mujeres en posiciones directivas. Estoy muy contento de que hayamos logrado aumentar significativamente el número de mujeres en posiciones directivas en los ordinariatos alemanes.

Es importante para mí mencionar con honestidad las argumentaciones de la Iglesia sobre por qué solo los hombres pueden acceder al ministerio sacramental. Me doy cuenta de que estas argumentaciones resultan siempre menos convincentes y que en la teología ha habido elaboradas argumentaciones a favor de una apertura del ministerio sacramental también para las mujeres. Por esto con frecuencia menciono el diaconado femenino porque veo posibilidades allí. En cuanto al ministerio sacerdotal, los Papas desde Juan Pablo II en adelante han dicho al unísono que a esta pregunta ya se ha dado una respuesta.

P. Un tema poco conocido en Italia, pero muy “escuchado” en Alemania es el de la intercomunión. La Congregación para la Doctrina de la Fe, en una carta de septiembre de 2020, ha subrayado que las diferencias entre católicos y evangélicos sobre el tema “Eucaristía” son demasiado marcadas como para consentir una fruición interconfesional de este sacramento. ¿Esto de la intercomunión es un discurso cerrado o la Iglesia alemana y aquella evangélica están aún buscando una solución común? ¿En qué dirección se trabaja?

R. El debate actual no se refiere a la intercomunión en el sentido de una invitación generalizada recíproca para participar en la Eucaristía y en la Santa Cena, sino a cómo comportarse ante las opciones de acuerdo a la conciencia de cada creyente en particular, católico o evangélico.

Personalmente respeto una decisión en ese sentido y no niego la Comunión cuando se presenta alguno que cree en lo que nosotros los católicos creemos y desea recibir al Señor. No se trata de extender genéricamente la invitación a la Comunión a todos los cristianos no católicos. El misal no prevé, en efecto, una invitación o un rechazo en estos términos.

Y del resto el derecho canónico católico prevé que, en determinadas situaciones también los creyentes no católicos pueden recibir la Santa Comunión. Debemos sin duda llevar adelante el diálogo teológico sobre la importancia de la Eucaristía y la Santa Cena. Y afortunadamente ya hay claras convergencias en los últimos años.

P. Creo que en Italia, observando desde el exterior lo que ocurre en la Iglesia en Alemania, se puede preguntar si el Camino sinodal está en grado de tomar decisiones concretas y autónomas. ¿Qué responde a esto?

R. Es absolutamente claro que hay cuestiones que podemos discutir solo a nivel de la Iglesia universal. Contribuiremos desde Alemania con nuestras reflexiones. Sin embargo deseo responder a la acusación hecha repetidamente de que somos cismáticos o que queremos separarnos de Roma como Iglesia nacional alemana. Nuestro vínculo con Roma y el Santo Padre es muy estrecho. Todos los que participan oficialmente en este Camino sinodal son responsables del carácter vinculante de sus conclusiones. La actuación vinculante será responsabilidad, según el argumento, de la Santa Sede o el obispo local.

Lo repito nuevamente: la Iglesia en Alemania es parte integrante de la Iglesia universal. Esto está fuera de discusión y emerge en muchísimos ámbitos. Y así seguirá siendo. Por este motivo procederemos en base al principio de la subsidiariedad, valorando en el ámbito del Camino sinodal cuáles son los pasos que nosotros como Iglesia local podemos libremente regular y decidir. Y haremos una distinción entre estos pasos y lo que es posible solo en unidad con la Iglesia universal.

P. Complete esta frase: “Consideraría el Camino sinodal un fracaso si…”

R. Si tuviese que llegar a esto, pero lo dudo porque estoy convencido de que el Camino sinodal llevará a decisiones que contribuirán a hacer que la fe pueda volver y ser una opción para las personas, y la Buena Nueva del Evangelio adquiera significado y fuerza en la vida de la gente. No debemos dejar de buscar modos creíbles para anunciar el Evangelio. Sigo teniendo confianza.

P. ¿Cree que el Camino sinodal puede convertirse en el modelo de la Iglesia del futuro, es decir de una Iglesia donde todos sus componentes dialogan y se confrontan sobre los problemas? ¿O es caso un instrumento transitorio?

R. En su histórico discurso en 2015 en ocasión de la conmemoración del 50° aniversario del Sínodo de los Obispos, el Papa Francisco solicitó a las iglesias locales descubrir la sinodalidad. Desde entonces el concepto de sinodalidad se ha convertido de algún modo en el elemento distintivo de su pontificado.

Mucho antes que Alemania, Australia invocó este camino, seguida por otras conferencias episcopales como Irlanda o el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) y también en nosotros. La Conferencia Episcopal Italiana está considerando cómo tomar un camino similar. Vea, este no es un fenómeno “alemán” sino un desarrollo interesante y precioso de las Iglesias locales –cada una con sus rasgos particulares– en la comunidad de la Iglesia universal.

Si el Camino sinodal es solo una fase o puede convertirse en una forma permanente para la vida de la Iglesia, esto lo indicará el Espíritu de Dios, al cual nos hemos confiado al emprender este camino.

Publicado originalmente en ACI Stampa


Fuente:www.aciprensa.com

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