Estos son los dones que brindó Dios a Fray Galvão, el primer santo de Brasil

Redacción ACI Prensa

San Antonio de Sant'Anna Galvão. Créditos: Santuário Frei Galvão

San Antonio de Sant'Anna Galvão, cuya fiesta se celebra en Brasil el 25 de octubre, es conocido por ayudar con una “píldora milagrosa” a una embarazada que tenía complicaciones durante el parto, pero este no es el único don que poseía este santo.

Según la conocida tradición, San Antonio escribió en un papel: “Después del parto, o Virgen, permaneciste intacta: Madre de Dios, intercede por nosotros”, el cual enrolló en forma de píldora. La embarazada ingirió esta pastilla y pudo dar a luz a su bebé con normalidad.

El Santuário Frei Galvão presentó en su página web 6 dones adicionales que Dios brindó al primer santo de Brasil para ayudar a los fieles.

1.- Bilocación

En 1810, el capataz de temperamento irascible, Manuel Portes, volvía de una expedición desde Cuiabá (Brasil) cuando castigó al mestizo Apolinário por indisciplina, a orillas del río Tietê, en el distrito de Potunduva.

Apolinário, cuando vio que el capataz estaba distraído, actuó en venganza y lo atacó por detrás con un machete, para luego huir.

Desesperado, sintiéndose a punto de morir, Portes gritó: “¡Dios mío, me muero sin confesar! ¡San Antonio, pide por mí! ¡Dame un confesor! ¡Ven Fray Galvão, ayúdame!”.

En ese momento, un fraile que fue identificado como San Galvão, se acercó y colocó la cabeza del moribundo en su regazo, para hablarle en voz baja y acercar la oreja a los labios. Después de bendecir a Manuel, se levantó y se fue.

En ese momento, según los informes, Fray Galvão se encontraba predicando en São Paulo, donde detuvo un momento sus palabras para pedir un Ave María por un moribundo. Al final de la oración, continuó su predicación.

Otro caso similar sucedió cuando una mujer embarazada en una finca lejos de São Paulo estaba gravemente enferma y clamaba por Fray Galvão. Su esposo fue al Monasterio da Luz, pero le informaron que el fraile había viajado a Río de Janeiro.

Al regresar a casa, encontró a su esposa fuera de peligro y profundamente agradecida con el fraile por haber respondido a su confesión durante la noche y haber bendecido un vaso de agua, que ella bebió y poco después se recuperó.

El hombre fue entonces a Río de Janeiro para agradecer al fraile, donde fue informado por el guardián del convento que Fray Galvão no se había movido del lugar. Cuando se le preguntó al respecto, el santo respondió: “Cómo sucedió, no lo sé; pero la verdad es que estuve allí esa noche”.

2.- Telepatía

Los relatos históricos indican que Fray Galvão fue conducido a través de la ciudad en una silla cubierta, cuando una señora que miraba desde su ventana pensó con amargura: “Ah, si Fray Galvão se acordara de mí, si tan sólo me diera su bendición”.

En ese mismo momento, el fraile levantó las cortinas de la silla, se inclinó hacia esa ventana y bendijo a la dama. Quienes presenciaron el hecho narraron que no había forma de que el franciscano pudiera ver a la mujer, ya que lo llevaban desde el lado opuesto de la calle.

3.- Premonición

La presencia de Fray Galvão solía reunir grandes multitudes, siendo necesario predicar al aire libre, porque los templos no podían acoger a tanta gente.

En Guaratinguetá, cuando el santo daba su reflexión, empezó a caer una gran tormenta y los fieles quisieron marcharse. El fraile, sin embargo, les pidió que se quedaran, ya que no se mojarían y la lluvia no cayó sobre ese lugar.

4.- Clarividencia


Según los testimonios, una vez llevaron a una niña a Fray Galvão. Mientras hablaban, le preguntó a la pequeña qué quería ser. Ella respondió que quería ser religiosa. El franciscano la bendijo y confirmó proféticamente su vocación. Posteriormente, a los 19 años, la joven ingresó al convento.

5.- Levitación

Narra la tradición que una mujer que caminaba por la calle notó que se acercaba a ella el fraile. Mientras cruzaban caminos, ella exclamó: “Padre, ¿puede caminar sin pisar el suelo?”, a lo que Fray Galvão sonrió, saludó y continuó su trayecto.

6.- Telepercepción

Cuando Fray Galvão ya era anciano, sonaron las campanas del monasterio fuera de las horas de oración, un anuncio de que algo había sucedido.

La población se reunió respondiendo a la convocatoria y el fraile anunció que había estallado “una revolución en Portugal” (quizás la de 1820), dando detalles como si estuviera viendo todo en persona.

Semanas después, llegaron noticias al pueblo que confirmaban los anuncios del franciscano.

Traducido y adaptado por Harumi Suzuki. Publicado originalmente en ACI Digital.


Fuente:www.aciprensa.com

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