Redacción ACI Prensa
El 19 de noviembre de 2016, los obispos de Polonia declararon a Jesucristo como Rey del país, un título rimbombante que no es otra cosa que el reconocimiento honorífico de su reinado en todo el mundo, aunque en la documentación eclesiástica se describe la ceremonia como “un acto de aceptación nacional del reino de Cristo y de sumisión a su poder divino”.
Para ello, se celebró una Misa de entronización en el Santuario de la Divina Misericoria en Lagiewniki, cerca de Cracovia, a la que asistieron unos seis mil fieles para ser testigos de ver a Jesucristo en el trono siete meses después de que la jerarquía católica aprobase la entronización.
En realidad no es la primera vez que se concede a Jesucristo el trono de Polonia, ya que en 1997 en Jasna Góra y tres años después en Sagiewnikim se celebraron ceremonias similares, aunque nunca antes habían contado con la presencia del jefe del Estado.
En esa ocasión, el presidente de la república, Andrzej Duda, del partido Ley y Justicia, presidió el acto acompañado de su madre, Jadwiga, y los ministros de Justicia y de Medio Ambiente, Zbigniew Ziobro y Jan Szyszko, así como varios diputados de esta formación.
La presencia en la ceremonia de altos representantes del conservador partido en el Gobierno demostró la desacomplejada defensa de los valores vinculados al catolicismo que encarna la entonces primera ministra Beata Szydlo.
Publicado originalmente en 2016 en Actuall.
Fuente:www.aciprensa.com
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