POR BLANCA RUIZ | ACI Prensa
Cardenal Carlos Osoro (izq), Cardenal Juan José Omella (centro), Cardenal Antonio Cañizares (Dcha). Crédito: CEE.
La Conferencia Episcopal Española (CEE) celebra su asamblea plenaria del 15 al 19 de noviembre. En el discurso de inauguración, el Cardenal Juan José Omella, Presidente de la CEE y Arzobispo de Barcelona, pidió perdón por las faltas de "testimonio e incoherencias" que han contribuído a "la desafección y a la falta de confianza en la jerarquía, en la propia Iglesia”.
El Cardenal Omella como presidente de la Conferencia Episcopal Española manifestó en primer lugar sula cercanía de la Iglesia de España con el obispo de Tenerife, Mons. Bernardo Álvarez Afonso y con todos los habitantes de la isla de La Palma, afectada por la erupción del volcán de Cumbre Vieja desde el pasado mes de septiembre.
Durante su discurso inaugural el presidente de la CEE aseguró que aunque el ambiente social y político de España está “muy fragmentado”, los Obispos están “motivados a dejar que el Espíritu Santo guíe el camino del Pueblo de Dios aquí y ahora, lo que redundará sin duda en una mayor cohesión social, para ser en el mundo “misterio de comunión y misión” que ilumine y acompañe a los hombres en esta gran travesía”.
Y aseguró que “las respuestas a los retos que nos plantea la sociedad en la que vivimos, debemos encontrarlas todos juntos, escuchándonos los unos a los otros a la luz del Espíritu Santo que es quien conduce a la Iglesia, Pueblo de Dios en camino”.
En este discurso inaugural, el Cardenal Omella también explicó que “la fe va perdiendo presencia en la cultura ambiental de nuestro país”, algo provocado en parte “por las inconsistencias internas de la Iglesia y de los cristianos”, así como de “los propios pastores de la Iglesia”.
Por eso, el Presidente de la Conferencia Episcopal pidió perdón porque “con nuestra falta de testimonio e incoherencias, por nuestras divisiones y falta de pasión evangelizadora, en no pocas ocasiones contribuimos, no sin escándalo, a la desafección y a la falta de confianza en la jerarquía, en la propia Iglesia”.
Sin embargo, subrayó que “a pesar de nuestras infidelidades, el Espíritu Santo continúa actuando en la historia y mostrando su potencia vivificante” y “con Él no tememos afrontar temas como la falta de fe y la corrupción dentro de la Iglesia que nos duelen muy de veras y pedimos perdón a Dios, a las víctimas y a la sociedad, a la par que trabajamos por su erradicación y prevención”
En ese sentido, el Cardenal Omella aseguró que “la Iglesia, a pesar de su pequeñez y miseria, se reconoce enviada por el Señor a anunciar la Buena Nueva a sus contemporáneos. Somos testigos de Jesucristo en la sociedad española del siglo XXI”.
También afirmó que “anunciar a Jesucristo y su mensaje de esperanza y sentido, supone un tremendo desafío para la Iglesia en España” y por eso desde la CEE han articulado cuatro líneas de acción para la “dinámica de salida misionera”.
La primera línea es “el anuncio explícito del Evangelio”, ya que “no se puede dar por descontado en nuestros días”. “Hoy es necesario volver a hacer en España el primer anuncio. ‘Jesucristo te ama, dio su vida para salvarte, y ahora está vivo a tu lado cada día, para iluminarte, para fortalecerte, para liberarte’”, destacó.
Como segunda línea de acción, el Cardenal Omella apuntó la importancia de la pastoral del acompañamiento que es “expresión del ser materno y fraterno de la Iglesia”.
Algo que desencadena “un itinerario de formación y de maduración” ya que, según precisó “estamos ante una verdadera emergencia formativa en la fe si queremos ser verdaderos discípulos y misioneros, y por esto debemos procurar una mejor formación, una profundización de nuestro amor y un testimonio más claro del Evangelio”.
Y como cuarto punto resaltó “el testimonio cristiano, sobre todo en la vida pública” ya que “la dimensión social es irrenunciable: no porque la Iglesia quiera ser relevante; sino porque una fe que no se activa en el amor es una fe muerta”.
Esta Asamblea Plenaria de los Obispos de España se clausurará el próximo viernes 19 de noviembre en Santiago de Compostela, donde los Obispos de España acudirán “como unos peregrinos más, en este Año Santo Compostelano” y "pediremos al Apóstol que interceda por nosotros y a la Virgen Peregrina que nos proteja”.
Fuente:www.aciprensa.com
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