Redacción ACI Prensa
El Papa Francisco en el almuerzo con los pobres en la jornada de 2017. Crédito: Daniel Ibáñez / ACI Prensa
Hoy la Iglesia Católica celebra la Jornada Mundial de los Pobres, instituida por el Papa Francisco el 21 de noviembre de 2016 al concluir el Jubileo Extraordinario de la Misericordia.
En esa ocasión, a través de su carta apostólica Misericordia et misera, el Santo Padre señaló que “a la luz del ‘Jubileo de las personas socialmente excluidas’, mientras en todas las catedrales y santuarios del mundo se cerraban las Puertas de la Misericordia, intuí que, como otro signo concreto de este Año Santo extraordinario, se debe celebrar en toda la Iglesia, en el XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario, la Jornada mundial de los pobres”.
“Será una Jornada que ayudará a las comunidades y a cada bautizado a reflexionar cómo la pobreza está en el corazón del Evangelio y sobre el hecho que, mientras Lázaro esté echado a la puerta de nuestra casa, no podrá haber justicia ni paz social”, añadió.
En su mensaje para la jornada de este año, que lleva como lema “A los pobres los tienen siempre con ustedes”, el Papa Francisco pidió “un enfoque diferente de la pobreza” que permita construir una sociedad donde no se margine a los más necesitados, “como si fueran los culpables de su condición”, y donde se suscite “una planificación creativa” que ofrezca soluciones.
El Santo Padre señaló que la pobreza “es un reto que los gobiernos y las instituciones mundiales deben afrontar con un modelo social previsor, capaz de responder a las nuevas formas de pobreza que afectan al mundo y que marcarán las próximas décadas de forma decisiva”.
La pobreza “debería suscitar una planificación creativa, que permita aumentar la libertad efectiva para poder realizar la existencia con las capacidades propias de cada persona. Pensar que la libertad se concede e incrementa por la posesión de dinero es una ilusión de la que hay que alejarse”, remarcó.
El Pontífice recordó que “un estilo de vida individualista es cómplice en la generación de pobreza, y a menudo descarga sobre los pobres toda la responsabilidad de su condición. Sin embargo, la pobreza no es fruto del destino sino consecuencia del egoísmo. Por lo tanto, es decisivo dar vida a procesos de desarrollo en los que se valoren las capacidades de todos”.
El Papa Francisco lamentó que al problema de la pobreza se le añadió el de la pandemia de coronavirus y remarcó que “es urgente dar respuestas concretas a quienes padecen el desempleo, que golpea dramáticamente a muchos padres de familia, mujeres y jóvenes”.
Finalmente pidió “que la Jornada Mundial de los Pobres, que llega a su quinta edición, arraigue cada vez más en nuestras Iglesias locales y se abra a un movimiento de evangelización que en primera instancia salga al encuentro de los pobres, allí donde estén”.
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