POR DAVID RAMOS | ACI Prensa
Imagen referencial / Papa Francisco. Crédito: Daniel Ibáñez / ACI Prensa.
El Papa Francisco advirtió este 11 de diciembre sobre los peligros y desafíos para la vida consagrada, al tiempo que recordó la importancia de recordar las “raíces”, pues “esto nos hace crecer”.
En una audiencia con los participantes de la Plenaria de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, el Santo Padre subrayó que para la vida consagrada “es decisivo” el “centrarse en el don de Dios, en la gratuidad de su llamada, en la fuerza transformadora de su Palabra y de su Espíritu”.
El Papa subrayó la importancia de una “memoria ‘deuteronómica’” para que los consagrados miren “el futuro con confianza”.
“¿Por qué digo memoria deuteronómica? Porque es muy importante recordar. Ese mensaje de Deuteronomio: ‘Recuerda Israel, recuerda’. Ese recuerdo de la historia, de la propia historia, del propio instituto. Ese recuerdo de las raíces. Y esto nos hace crecer”, dijo.
El Santo Padre advirtió que “cuando perdemos la memoria, ese recuerdo de las maravillas que Dios ha hecho en la Iglesia, en nuestro instituto, en mi vida - todos pueden decir -, perdemos fuerzas y no podremos dar vida. Por esto digo memoria deuteronómica”.
El Papa Francisco dijo a los participantes de la Plenaria de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica que “conozco la multiplicidad de situaciones con las que tienen que lidiar todos los días. Situaciones muchas veces complejas, que requieren ser estudiadas en profundidad, en su historia, en diálogo con los Superiores de los institutos y con los Pastores”.
“Es el trabajo serio y paciente del discernimiento, que no se puede lograr sino dentro del horizonte de la fe y la oración. Discernir y acompañar. Acompañar especialmente a las comunidades de nueva fundación, que están aún más expuestas al riesgo de la autorreferencialidad”, dijo.
En este acompañamiento, dijo, “hay un criterio esencial de discernimiento: la capacidad de una comunidad, de un instituto, de ‘integrarse en la vida del Pueblo Santo de Dios para el bien de todos’”.
“¿Es este instituto capaz de integrarse en la vida del fiel Pueblo Santo de Dios o no? Este criterio es decisivo para el discernimiento”, aseguró.
El Papa subrayó que “la vida consagrada nace en la Iglesia, crece y puede dar frutos evangélicos solo en la Iglesia, en la comunión viva del Pueblo fiel de Dios”.
El Santo Padre pidió además estar atentos “a los fundadores, que en ocasiones tienden a ser autorreferenciales, a sentirse los únicos custodios o intérpretes del carisma, como si estuvieran por encima de la Iglesia”.
También alentó a tener atención en “la pastoral vocacional y a la formación ofrecida a los candidatos” y en “cómo se ejerce el servicio de la autoridad, con especial atención a la separación entre los fueros internos y externos - tema que me preocupa tanto -, a la duración de los mandatos y la acumulación de poderes”.
El Papa pidió además estar atentos “a los abusos de autoridad y de poder”.
Sobre el “discernimiento para aprobar nuevos institutos, nuevas formas de vida consagrada o nuevas comunidades”, el Santo Padre alentó a los miembros del dicasterio vaticano a “desarrollar la colaboración con los obispos diocesanos”.
“E insto a los Pastores a que no se asusten y acojan plenamente su acompañamiento. Es responsabilidad del Pastor acompañar y, al mismo tiempo, aceptar este servicio”, dijo.
“Esta colaboración, esta sinergia entre el Dicasterio y los Obispos también permite evitar -como pide el Concilio- la creación de
instituciones sin la motivación suficiente o el vigor adecuado”, añadió.
El Papa Francsico dijo luego que “me viene a la mente, sobre la memoria de las raíces, lo que dice Malaquías: ¿cuál es el castigo de Dios? Cuando Dios quiere aniquilar a una persona, aniquilar a un pueblo, o, digamos, a una institución, hace que quede -dice Malaquías- ‘sin raíces y sin brotes’”.
“Si no tenemos esta memoria deuteronómica y no tenemos el valor de sacar el jugo de allí para crecer, ni siquiera tendremos brotes. Una fuerte maldición: estar desarraigado y sin brotes”, señaló.
Fuente:www.aciprensa.com
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