POR MERCEDES DE LA TORRE | ACI Prensa
Papa Francisco ante el Cuerpo Diplomático en el Vaticano. Foto: Vatican Media
El Papa Francisco advirtió este 10 de enero que hay valores permanentes que no debemos olvidar, como el derecho a la vida, desde la concepción hasta su fin natural, y el derecho a la libertad religiosa.
Así lo dijo el Santo Padre durante su discurso pronunciado al cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede en la tradicional audiencia para las felicitaciones del nuevo año.
El Papa señaló a los embajadores que el objetivo de la diplomacia es “ayudar a dejar a un lado los desacuerdos de la convivencia humana, favorecer la concordia y experimentar cómo, cuando superamos las arenas movedizas de los conflictos, podemos redescubrir el sentido de la profunda unidad de la realidad”.
En esta línea, el Santo Padre subrayó la importancia del diálogo porque “es el camino más adecuado para llegar a reconocer aquello que debe ser siempre afirmado y respetado, y que está más allá del consenso circunstancial”.
“Nunca debemos olvidar que hay algunos valores permanentes. No siempre es fácil reconocerlos, pero aceptarlos otorga solidez y estabilidad a una ética social”, dijo el Papa quien añadió que “esos valores básicos están más allá de todo consenso”.
En este sentido, el Santo Padre destacó especialmente los valores del “derecho a la vida, desde la concepción hasta su fin natural, y el derecho a la libertad religiosa”.
“Dios tiene para nosotros planes de paz y no de desgracia, de dar[nos] un futuro y una esperanza. Por eso, no debemos tener miedo de dar cabida a la paz en nuestras vidas, cultivando el diálogo y la fraternidad entre nosotros. La paz es un bien ‘contagioso’, que se propaga desde el corazón de quienes la desean y aspiran a vivirla, alcanzando al mundo entero”, afirmó el Papa.
De este modo, el Pontífice señaló que “la educación, a través de la cual se forman las nuevas generaciones, que son la esperanza y el futuro del mundo, es el vector principal del desarrollo humano integral, ya que hace a la persona libre y responsable”.
“El proceso educativo es lento y complicado, a veces puede llevar al desánimo, pero nunca se puede abandonar; es una expresión eminente del diálogo, porque no hay verdadera educación que no sea dialógica en su estructura. Asimismo, la educación genera cultura y construye puentes de encuentro entre los pueblos”, advirtió el Papa.
Por último, el Santo Padre recordó que “la Iglesia Católica siempre ha reconocido y valorado el papel de la educación en el crecimiento espiritual, moral y social de las jóvenes nuevas generaciones”.
“Por ello, me resulta aún más doloroso constatar que en diversos ámbitos educativos -parroquias y colegios- se han producido abusos a menores, con graves consecuencias psicológicas y espirituales para las personas que los han sufrido. Son crímenes sobre los que debe haber una firme voluntad de esclarecimiento, examinando los casos individuales para determinar las responsabilidades, hacer justicia a las víctimas y evitar que semejantes atrocidades se repitan en el futuro”, concluyó el Papa.
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