Redacción ACI Prensa
Religiosos trabajando en la producción de la revista mensual “Caballero de la Inmaculada” en la ciudad de Cracovia / Crédito: Archive in Niepokalanów.
El mártir de Auschwitz (Polonia), San Maximiliano Kolbe, dijo una vez: “Si no tenemos medios de comunicación católicos, nuestros santuarios algún día estarán vacíos”.
En enero de 1922, el sacerdote polaco decidió hacer algo al respecto. Ese mes, publicó 5.000 ejemplares del primer número de la revista mensual “Caballero de la Inmaculada” en la ciudad de Cracovia, en Polonia.
La portada indicaba la misión de la revista: mostraba a María Inmaculada en medio de dos grandes espadas que atraviesan serpientes, las cuales yacen sobre libros que llevan escrito las palabras “herejías” y “francmasonería”.
El pasado 8 de enero, en el 128 cumpleaños del santo, el Arzobispo de Cracovia, Mons. Marek Jędraszewski, celebró una Misa para conmemorar el centenario de la revista.
La Misa transmitida en vivo se celebró en la Basílica de la Inmaculada Madre de Gracia en Niepokalanów, en el centro-este de Polonia, donde Kolbe estableció un monasterio.
En una carta leída en la Misa, el Papa Francisco agradeció la misión de la revista y animó a sus editores a ser auténticos testigos de la fe.
En su homilía, Mons. Jędraszewski describió la génesis de la revista. Recordó que Kolbe fundó el movimiento de evangelización Milicia de la Inmaculada en 1917. Los miembros se comprometieron a la consagración total a la Santísima Virgen María y al uso de la Medalla Milagrosa.
El Arzobispo dijo que los franciscanos conventuales fueron impulsados a la acción por dos eventos: una manifestación de masones en las calles de Roma en febrero de ese año y el 75 aniversario de la aparición de la Virgen a Alfonso Ratisbona, francmasón francés y un ateo de ascendencia judía que recibió la gracia de la conversión mientras llevaba una Medalla Milagrosa que le entregó uno de sus amigos católicos en Roma.
Cuando no quedó otra opción que rechazar a la gente que quería asistir a una reunión de la Milicia de la Inmaculada en Cracovia, por sobrepasar el aforo, Maximiliano Kolbe decidió vincular a los fieles a través de una revista.
El problema era que no tenía dinero. Años más tarde, recordó haber salido a la ciudad con la intención de mendigar unos centavos a los transeúntes para hacer una primera edición.
“Estaba lloviendo, y aunque caminé algunas calles, me daba vergüenza ir a cualquier parte y extender la mano para pedir limosna”, dijo.
“Al día siguiente, sin embargo, tuve un pensamiento: después de todo, no es por ti, sino por la causa de María Inmaculada en las almas. Me atreví entonces y fui donde el párroco que yo conocía. Me recibió calurosamente, hizo una donación para una nueva revista, me llevó a su vicario con el mismo propósito y me dio varias direcciones”.
Mons. Jędraszewski recordó que el primer número de la revista expuso los objetivos de la publicación: la formación de los creyentes y la conversión de los no católicos.
La revista, financiada en su totalidad por donaciones, despegó, alcanzando una circulación máxima de 1 millón de copias en 1938.
El Arzobispo señaló que la revista sigue teniendo una circulación considerable, de alrededor de 45.000. Siguiendo los deseos del santo, no tiene precio de cobertura y se pone a disposición de las personas que no pueden pagar una suscripción.
“Es muy importante convertirse a la brillante inspiración del padre Maximiliano María Kolbe”, dijo Mons. Jędraszewski.
San Maximiliano María Kolbe nació en Zduńska Wola, Polonia central, en 1894. Cuando era niño vio una aparición de la Virgen María con dos coronas. Ella le ofreció las coronas, una de las cuales era blanca, que simbolizaba la pureza, y la otra roja, que indicaba el martirio, y él las aceptó.
El santo se unió a los Franciscanos Conventuales en 1910, tomando el nombre de Maximiliano.
A principios de la década de 1930, fundó monasterios en Japón e India. Fue nombrado guardián del monasterio de Niepokalanów en 1936, fundando la estación Radio Niepokalanów dos años después.
Tras la ocupación alemana de Polonia, Kolbe fue enviado al campo de concentración de Auschwitz. En un pase de lista el 29 de julio de 1941, los guardias seleccionaron a 10 hombres para morir de hambre, como castigo después de que un prisionero escapó del campo.
Cuando uno de los elegidos, Franciszek Gajowniczek, lloró desesperado por su esposa e hijos, Kolbe se ofreció a ocupar su lugar.
Los 10 hombres fueron retenidos en un búnker donde fueron privados de comida y agua. Según testigos, Kolbe guió a los presos condenados en oración y cantando himnos. Después de dos semanas, era el único hombre que seguía con vida. Kolbe fue asesinado por una inyección de fenol el 14 de agosto de 1941.
Fue beatificado el 17 de octubre de 1971 y canonizado el 10 de octubre de 1982, siendo reconocido como “mártir de la caridad”. Gajowniczek asistió a ambas ceremonias.
Al concluir su homilía, Mons. Jędraszewski señaló, en el marco de la Solemnidad de la Epifanía, que “en esta obra de revelación de Dios al mundo se inscribe también la actividad actual relacionada con la redacción y publicación de la revista mensual Caballero de la Inmaculada”.
“También tiene que revelar a Cristo al mundo a través de una sana antropología, o visión del hombre, mostrando toda la verdad sobre la Iglesia y señalando que no estamos solos en medio de la abrumadora maldad”.
“Que esta misión de revelar la verdad sobre el amor de Dios al mundo dure tanto y con la mayor eficacia posible”, concluyó.
Traducido y adaptado por Diego López Marina. Publicado originalmente en CNA.
Fuente:www.aciprensa.com
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