Redacción ACI Prensa
Eduard von Gebhardt, “Christus verabschiedet sich von Thobias”, 1924 | Crédito: Dominio Público
Existen varias frases que Jesús nunca dijo, pero que son compartidas como si las hubiese pronunciado; y es que algunas personas creen erróneamente que, dado que Cristo no habló o presentó una postura específica sobre algún punto en particular, significa que en realidad lo apoyó.
En este artículo escrito por el blogger católico Angelo Stagnaro para National Catholic Register se dan a conocer algunas frases que Jesús nunca dijo, pero que algunas personas difunden como si lo hubiese hecho.
1. Todo es relativo. No tienes que tomar nada de esto en serio.
En realidad, Jesús dijo en Juan 14:6: “Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie va al Padre sino por Mí”.
2. Llegará un momento en que surgirán nuevas filosofías y teologías. Puede hacer caso omiso de todo lo que digo.
En realidad, Jesús dijo, según Hebreos 13:9: “No os dejéis seducir por doctrinas varias y extrañas. Mejor es fortalecer el corazón con la gracia que con alimentos que nada aprovecharon a los que siguieron ese camino”.
3. Tienes derecho de juzgar a los demás ya que tú entiendes realmente lo que quiero decir.
En realidad Jesús dijo en Mateo 18:31-35: “Al ver sus compañeros lo ocurrido, se entristecieron mucho, y fueron a contar a su señor todo lo sucedido. Su señor entonces le mandó llamar y le dijo: ‘Siervo malvado, yo te perdoné a ti toda aquella deuda porque me lo suplicaste. ¿No debías tú también compadecerte de tu compañero, del mismo modo que yo me compadecí de ti?’ Y encolerizado su señor, les entregó a los verdugos hasta que pagase todo lo que le debía. Esto mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si no perdonáis de corazón cada uno a vuestro hermano”.
4. Hay muchos dioses y yo soy solo uno de ellos.
En realidad, como señaló Isaías 45:5: “Yo soy Yahveh, no hay ningún otro; fuera de mí ningún dios existe. Yo te he ceñido, sin que tú me conozcas.
5. ¡La vida es corta! Haz lo que quieras.
En realidad Jesús dijo en Mateo 7:13-14: “Entrad por la entrada estrecha; porque ancha es la entrada y espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que entran por ella; mas ¡qué estrecha la entrada y qué angosto el camino que lleva a la Vida!; y poco son los que lo encuentran”.
6. Sigue tus sueños. Tu verdad es más importante que mi verdad.
En realidad, Cristo dijo (Lucas 13:2-5): “Les respondió Jesús: ‘¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que todos los demás galileos, porque han padecido estas cosas? No, os lo aseguro; y si no os convertís, todos pereceréis del mismo modo. O aquellos dieciocho sobre los que se desplomó la torre de Siloé matándolos, ¿pensáis que eran más culpables que los demás hombres que habitaban en Jerusalén? No, os lo aseguro; y si no os convertís, todos pereceréis del mismo modo”.
7. Eres una buena persona. No hay necesidad de arrepentirse.
En realidad, Jesús dijo (Lucas 5:32): “No he venido a llamar a conversión a justos, sino a pecadores”.
8. Mientras seas feliz, estoy de acuerdo con eso.
En realidad, Jesús dijo: “Así que, si tu ojo derecho te hace pecar, ¡sácalo y tíralo! Es mucho mejor para ti perder una parte de tu cuerpo, y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno”. (Mateo 5:29).
9. ¿Quién soy yo para juzgar?
En realidad Jesús dijo en el Evangelio de Mateo: “Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles, entonces se sentará en su trono de gloria. Serán congregadas delante de él todas las naciones, y él separará a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos. Pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. Entonces dirá el Rey a los de su derecha: ‘Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme’”.
Entonces los justos le responderán: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; o sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos forastero, y te acogimos; o desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?" Y el Rey les dirá: ‘En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis’. Entonces dirá también a los de su izquierda: ‘Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; era forastero, y no me acogisteis; estaba desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis’. Entonces dirán también éstos: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento o forastero o desnudo o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?’ Y él entonces les responderá: ‘En verdad os digo que cuanto dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo dejasteis de hacerlo. E irán éstos a un castigo eterno, y los justos a una vida eterna’”.
10. Nadie puede juzgarte, pero te animo a que juzgues a otros.
En realidad, Jesús dijo en Mateo 7:1-6: “No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzguéis seréis juzgados, y con la medida con que midáis se os medirá. ¿Cómo es que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano, y no reparas en la viga que hay en tu ojo? ¿O cómo vas a decir a tu hermano: ‘Deja que te saque la brizna del ojo’, teniendo la viga en el tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces podrás ver para sacar la brizna del ojo de tu hermano”.
11. ¡Todos van al cielo! ¡El infierno no existe!
En realidad, Jesús dijo, según el Evangelio de Lucas: “Era un hombre rico que vestía de púrpura y lino, y celebraba todos los días espléndidas fiestas. Y uno pobre, llamado Lázaro, que, echado junto a su portal, cubierto de llagas, deseaba hartarse de lo que caía de la mesa del rico... pero hasta los perros venían y le lamían las llagas. Sucedió, pues, que murió el pobre y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. Murió también el rico y fue sepultado. Estando en el Hades entre tormentos, levantó los ojos y vio a lo lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. Y, gritando, dijo: ‘Padre Abraham, ten compasión de mí y envía a Lázaro a que moje en agua la punta de su dedo y refresque mi lengua, porque estoy atormentado en esta llama’. Pero Abraham le dijo: ‘Hijo, recuerda que recibiste tus bienes durante tu vida y Lázaro, al contrario, sus males; ahora, pues, él está aquí consolado y tú atormentado”.
12. Mi mensaje es básicamente secundario, prioriza lo que tú elijas.
En realidad Jesús dijo en Lucas 18:9-14: “Dos hombres subieron al templo a orar; uno fariseo, otro publicano. El fariseo, de pie, oraba en su interior de esta manera: ‘¡Oh Dios! Te doy gracias porque no soy como los demás hombres, rapaces, injustos, adúlteros, ni tampoco como este publicano. Ayuno dos veces por semana, doy el diezmo de todas mis ganancias’. En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se atrevía ni a alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: ‘¡Oh Dios! ¡Ten compasión de mí, que soy pecador!’ Os digo que éste bajó a su casa justificado y aquél no. Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado”.
Traducido y adaptado por Diego López Marina. Publicado originalmente en National Catholic Register.
Fuente:www.aciprensa.com
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