Redacción ACI Prensa
El P. Idris Moses Gwanube y sus padres musulmanes. Crédito: Cortesía del P. Idris Moses Gwanube.
El P. Idris Moses Gwanube, quien el 25 de febrero fue ordenado sacerdote católico para la Diócesis de Jalingo (Nigeria), compartió su conmovedor testimonio de conversión del islam al catolicismo.
El 25 de febrero de este año, el Obispo de Jalingo, Mons. Charles Michael Hammawa, ordenó sacerdotes a seis jóvenes en la Catedral de Nuestra Señora Reina de la Paz, entre ellos el P. Idris Moses Gwanube, quien hoy es asistente del párroco en la iglesia Holy Family Takum.
El 14 de marzo, en una entrevista a ACI África -agencia del Grupo ACI-, el P. Moses dijo que su conversión al catolicismo y camino al sacerdocio estuvieron llenos de desafíos, pero que hoy está “muy feliz” de finalmente poder celebrar Misa y dar los sacramentos a los fieles.
El P. Moses nació en una familia musulmana en Mararraba, estado de Taraba, en el noreste de Nigeria, un área donde la mayoría practica el islam.
Relató que su “camino vocacional” surgió en diciembre de 2004, cuando tenía 14 años y se dedicaba a vender pan a los niños de la parroquia católica local. “Ese día hice buenas ventas; como resultado, la iglesia se convirtió en un centro de negocios para mí”, recordó.
Con el tiempo tomó la decisión de convertirse a la fe católica. Dijo que “estaba feliz” pues creía que sus padres no se enterarían, porque la iglesia estaba lejos de su casa; y confesó que logró ocultarlo hasta que estuvo “profundamente involucrado en la fe y era un catecúmeno”.
El P. Moses dijo que las conversiones del islam al cristianismo son más difíciles para los hombres que las mujeres. “Dos de mis medias hermanas son cristianas, pero no católicas, porque se casaron con cristianos”; y si bien fue difícil, “les fue más fácil porque son mujeres”.
Explicó que viene “de una cultura donde las mujeres parecen no tener una religión propia. Por eso, la religión de su esposo se convierte en la de ella”. “Mi conversión fue más dura, porque soy el único hijo de mi padre que se convirtió”, dijo.
El joven sacerdote señaló que “cuando mi familia se dio cuenta de que iba a la iglesia, cada vez que iba a allí mis hermanos mayores siempre me golpeaban”. “Perdí a todos mis amigos. Una vez, mi madre me mató de hambre”, dijo, y relató que terminó siendo expulsado de su casa.
“Recuerdo haber estado encerrado en una habitación, porque iba al programa carismático católico, pero con la ayuda de Dios, escapé por la ventana de la casa parroquial”, dijo. Una noche lluviosa, “después de que uno de nuestros vecinos pidió permiso para llevarme a una prisión juvenil, mi papá me pidió que saliera de su casa”, agregó.
Entonces, “fui a la casa de mi padrino de bautizo, el señor Anthony Ishaya. Mi padrino fue amenazado con una orden judicial. Fue allí que mi entonces párroco, el P. Kieran Danfulani, intervino” y facilitó mi viaje fuera de Mararraba, dijo. Luego, el P. Moses se inscribió en el Seminario Menor del Sagrado Corazón en Jalingo y se graduó en 2012.
Poco antes de la graduación “pedí convertirme en sacerdote católico en la diócesis de Jalingo”, y tras asistir al Seminario Obispo Timothy Cotter, en Adamawa, “me mudé al Seminario Mayor de San Agustín, en Jos, donde estudié filosofía y teología”, relató.
Dijo que gozó de una buena relación con sus formadores y compañeros del seminario y que llegó a ser “nombrado maestro de coro”. En 2017 realizó un año de servicio pastoral en la Universidad Obispo Patrick Sheehan, en Wukari, y el 18 de julio de 2021 fue ordenado diácono.
“Enfrenté tantas crisis, tanto dentro como fuera [del seminario]. Pero como la mano de Dios estaba allí, superé todo para cumplir mi destino: el sacerdocio”, señaló.
El P. Moses recordó que casi abandona el seminario, pero que “Dios usó a algunos de mis compañeros y amigos, directores espirituales”, al rector y vicerrector, “para que me hablen y den razones para quedarme y discernir bien”.
Además, dijo que en su apostolado llegó a “dormir en una habitación descuidada”, fue “rechazado por algunas iglesias locales en el campo”, y se enfermó de malaria por las picaduras de mosquitos y por “comer algunos alimentos que no son buenos para mi organismo”.
El joven nigeriano dijo que el día que lo ordenaron sacerdote “estaba feliz de que mis padres asistieran a mi ordenación”, pues “muestra que todos mis sacrificios no fueron en vano”; y señaló que ahora cumple su servicio como asistente del párroco local “haciendo mi mejor esfuerzo y siempre listo para cualquier misión o apostolado que la Iglesia me pida”.
“Ahora soy un sacerdote católico y esto me da más alegría que nunca, sobre todo ahora que es más vívido verme celebrar los sacrificios eucarísticos y otras funciones litúrgicas; así como ministrar los Sacramentos y aconsejar a la gente”, afirmó.
El P. Moses se refirió a la persecución cristiana y aseguró que “es una realidad en Nigeria”, la nación más poblada de África, pero precisó que “no sucede en todas partes”.
“En algunos estados de Nigeria, los cristianos no se quedan en la misma zona que los musulmanes”, dijo. Además, “hay algunas oportunidades de trabajo que como cristiano, no se te pueden ofrecer en algunos lugares”.
Hay lugares en el país “donde los cristianos no pueden adorar libremente; por razones de seguridad no puedo mencionar nombres”, dijo. Mientras que los viernes no se puede transitar por algunos caminos, “porque se han convertido en un lugar de culto” al islam y “todos tienen que esperar hasta que se terminen las oraciones” para transitar, añadió.
Dijo que “en algunos estados de Nigeria la tierra no se puede vender a los cristianos para construir lugares de culto” y que “muchos sacerdotes, pastores, han sido asesinados, secuestrados e iglesias han sido quemadas a causa de su fe”.
Al respecto, el P. Moses llamó a los habitantes de su país a que “superen el fanatismo y sean realistas sobre la libertad religiosa”, como en los países de occidente, “donde las personas pueden practicar la religión de su elección”.
El sacerdote dijo que “gradualmente superaremos la persecución cristiana en Nigeria”, si la gente deja “de pensar o luchar por Dios, porque Él puede luchar por sí mismo si las cosas no le salen bien” y si “nuestra idea de libertad religiosa” pasa de la teoría a la práctica.
“Todos deberíamos estar preocupados por el bienestar de la humanidad, porque la religión es una cuestión de fe en el Supremo”, sostuvo.
Finalmente, animó a los que quieren convertirse a la fe católica, pero tienen miedo a la persecución religiosa, a mantenerse firmes en su fe a ejemplo de Cristo.
“Si tan joven como a los 14 años me mantuve firme y nunca dejé que ninguna persecución, paliza o amenazas me impidieran ser cristiano, que ahora soy y estoy seguro por fe como mi camino de salvación, creo que cualquiera puede”, afirmó.
“Deberían estar convencidos de lo que quieren y mantenerse firmes por ese objetivo y estar dispuestos a darlo todo por ello, incluso si eso significa sus vidas; después de todo, Cristo lo dio todo por nosotros y nos insta a dejarlo todo y seguirlo”, señaló.
Traducido y adaptado por Cynthia Pérez. Publicado originalmente en ACI África.
Etiquetas: cristianos perseguidos, sacerdote, Libertad religiosa, Historia de conversión, conversión, Islam, católicos perseguidos, musulmán, testimonio católico, persecución religiosa, vocación sacerdotal
Fuente:www.aciprensa.com
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