Hoy hace 9 años el Papa Francisco tomó posesión como Obispo de Roma

POR WALTER SÁNCHEZ SILVA | ACI Prensa

El Papa Francisco al inicio de la Misa del 7 de abril de 2013 en la que tomó posesión de la Diócesis de Roma. Crédito: Vatican Media

El 7 de abril de 2013, hoy hace exactamente 9 años, el Papa Francisco tomó posesión de la Cátedra del Obispo de Roma en una Misa celebrada en la basílica papal de San Juan de Letrán, Catedral de la Ciudad Eterna.

La Enciclopedia Católica explica que la catedral es la iglesia principal de una diócesis, en la que el obispo tiene su “trono” (cathedra) y cerca de la cual está su residencia. En la catedral el obispo preside, enseña y dirige el culto para toda la comunidad cristiana. La palabra se deriva del griego kathedra que significa trono o asiento elevado.

A la Misa, oficiada en el Segundo Domingo de Pascua o de la Divina Misericordia, asistieron el entonces Vicario General de la Diócesis de Roma, Cardenal Agostino Vallini; el también Vicario Emérito y expresidente de la Conferencia Episcopal Italiana, Cardenal Camillo Ruini; los obispos auxiliares, sacerdotes, diáconos, religiosos y laicos.

En su homilía, el Papa Francisco hizo una profunda meditación sobre la parábola del Hijo Pródigo, a la que llamó “parábola del Padre misericordioso”.

“A mí me produce siempre una gran impresión releer la parábola del Padre misericordioso, me impresiona porque me infunde siempre una gran esperanza”, dijo ese día el Pontífice.

“Piensen en aquel hijo menor que estaba en la casa del Padre, era amado; y aun así quiere su parte de la herencia; y se va, lo gasta todo, llega al nivel más bajo, muy lejos del Padre; y cuando ha tocado fondo, siente la nostalgia del calor de la casa paterna y vuelve. ¿Y el Padre? ¿Había olvidado al Hijo? No, nunca”.

El Padre, resaltó el Papa Francisco, “está allí, lo ve desde lejos, lo estaba esperando cada día, cada momento: ha estado siempre en su corazón como hijo, incluso cuando lo había abandonado, incluso cuando había dilapidado todo el patrimonio, es decir su libertad”.

“El Padre con paciencia y amor, con esperanza y misericordia no había dejado ni un momento de pensar en él, y en cuanto lo ve, todavía lejano, corre a su encuentro y lo abraza con ternura, la ternura de Dios, sin una palabra de reproche: Ha vuelto. Y esta es la alegría del padre”.

El Pontífice destacó que “en ese abrazo al hijo está toda esta alegría: ¡Ha vuelto!. Dios siempre nos espera, no se cansa”.

En otro momento de su homilía, el Papa Francisco recordó que “en mi vida personal, he visto muchas veces el rostro misericordioso de Dios, su paciencia; he visto también en muchas personas la determinación de entrar en las llagas de Jesús, diciéndole: Señor estoy aquí, acepta mi pobreza, esconde en tus llagas mi pecado, lávalo con tu sangre. Y he visto siempre que Dios lo ha hecho, ha acogido, consolado, lavado, amado”.

“Queridos hermanos y hermanas, dejémonos envolver por la misericordia de Dios; confiemos en su paciencia que siempre nos concede tiempo; tengamos el valor de volver a su casa, de habitar en las heridas de su amor dejando que Él nos ame, de encontrar su misericordia en los sacramentos”, alentó el Papa.

De ese modo, subrayó, “sentiremos su ternura, tan hermosa, sentiremos su abrazo y seremos también nosotros más capaces de misericordia, de paciencia, de perdón y de amor”.

Luego de concluida la Misa, el Santo Padre se asomó al balcón de las bendiciones de la Basílica y saludó a los fieles en la plaza junto a la basílica.

“Les doy las gracias por vuestra compañía en la Misa de hoy. ¡Muchas gracias! Les pido que recen por mí, lo necesito. No se olviden de esto. ¡Gracias a todos ustedes! Y sigamos adelante todos juntos, el pueblo y el Obispo, todos juntos; adelante siempre con la alegría de la Resurrección de Jesús; Él siempre está a nuestro lado. Que el Señor los bendiga”.

El Papa Francisco fue elegido el 13 de marzo de 2013 como Sucesor de San Pedro, convirtiéndose así en el primer Papa latinoamericano y jesuita. Seis días después inició su pontificado en la Solemnidad de San José, en la Plaza San Pedro en Roma.


Fuente:www.aciprensa.com

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