Imagen referencial. Crédito: Dominio Público
Por Julieta Villar
Por pedido de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), el P. Carlos María Galli, Decano de la Facultad de Teología de la Universidad Católica Argentina, trabajó en la investigación para el libro “La verdad los hará libres. La Iglesia Católica en la espiral de violencia en la Argentina 1966-1983”.
El primer tomo de un total de tres fue publicado recientemente, y se trata de una investigación sin precedentes en su tipo, según indicó el mismo P. Galli: “No conocemos trabajos promovidos por la misma Iglesia en otros países donde hubo conflictos y violencia”.
Entrevistado por la agencia Télam, el sacerdote dio los motivos de este trabajo: “Decidimos acercarnos a la verdad para ayudar a la pacificación de la sociedad argentina”.
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Asimismo, reconoció que la investigación, que se adentra en la violencia política de los años ‘70, fue “cierto descenso a los infiernos”.
El principal objetivo, añadió, fue “aproximarnos lo más posible a la verdad histórica, abiertos a la luz de la fe, y sin relatos ideológicos ni apologías corporativas”.
Para el estudio se contó con los archivos desclasificados de la Conferencia Episcopal Argentina, como también los de la Santa Sede, que fueron sistematizados entre 2013 y 2016 para ponerlos a disposición de víctimas y familiares.
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La investigación histórica fue promovida por el actual presidente del Episcopado, Mons. Oscar Ojea, al asumir su cargo en 2017. Su idea era “hacer una investigación histórica seria que colabore a una memoria desinteresada y constructiva”, recordó el sacerdote.
La investigación no solo incluyó a la jerarquía, sino a los distintos miembros de la Iglesia: laicos, consagrados, sacerdotes y obispos. “En total trabajamos unas 40 personas en los 5 años que duró el proceso de escritura”, precisó.
El sacerdote aclaró que este trabajo no aportará “más información de la que existe sobre el destino de los desaparecidos, sino sobre los pedidos de ayuda que recibió la Iglesia por parte de familiares de desaparecidos o secuestrados, como también de las gestiones que hizo para encontrar información”.
“Son historias dolorosísimas, leer los archivos fue como un cierto descenso a los infiernos -como decía Ernesto Sábato-: se ve la maldad humana, se comparte el dolor de la víctima. Se observa un espiral demoníaco de violencia, los límites de la maldad humana que culminó en el terror de Estado, con todo lo cruel que implicó usar el Estado para desaparecer personas”, admitió.
“Pero no hablamos en el libro de la suerte o el destino final de los desaparecidos. No es que la Iglesia supiera más y tuviera escondida esa información. No hay que pretender eso de los archivos”, aclaró.
“Lo que buscamos investigar es cómo actuó la Iglesia frente a los pedidos que le llegaban en base a lo que estaba sucediendo”, puntualizó.
(El artículo continúa después)
Credito:wwwacviprensa.com
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